SANTORAL 15 OCT

La historia de Santa Teresa de Jesús, la primera mujer Doctora de la Iglesia

La chispa de la Santidad nos acerca hoy hasta lo más recóndito de la España profunda al celebrar a Santa Teresa de Jesús.

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Oriunda de Ávila en 1515, Teresa de Cepeda y Ahumada nace en el seno de una familia ascendiente de judíos. Este dato no conviene perderle de vista porque le traerá muchos disgustos.

Santa Teresa se escapa de casa con su hermano. Quieren ir a tierra de moros. Ya que allí morían muchos mártires pues ella y su primo no querían ser menos. Y será un tío de ambos el que les encuentre y les lleve de nuevo a casa. Por esos años según se hizo adolescente se interesó por las empresas humanas con una inquietud por ser religiosa, algo que le repugnaba a la vez. Una enfermedad le dio muchos quebraderos de cabeza, hasta el punto de que pensaba que moría, pero no.

Le quedaba mucho por hacer en la vida. Decidiendo hacerse religiosa se fue sin que su padre lo supiera (porque sino se lo hubiera impedido) a las carmelitas de la Encarnación. Una vez allí descubre poco a poco su amor por Dios. La Santa andariega recibirá este nombre porque no cejó en fundar y reformar la Orden Carmelitana con la idea de potenciar la Fe de la Iglesia que entonces se había debilitado en las almas a causa de la herejía protestante que originó Lutero, por entonces y que tanto revuelo causó en la Iglesia.

Su vida tenía esa chispa propia de las personas alegres. Teresa solía repetir que la tristeza y la melancolía lejos del alma mía. Su sentido del buen humor era patente con sus comentarios como "Dios anda entre los pucheros" o el sobrenombre de "medio fraile" a San Juan de Ávila, su más estricto ayudante en la reforma del Carmelo, porque era pequeño de estatura. Su capacidad de intimar con Dios le hizo tener diversidad de éxtasis y de ver un poco de lo que hay después de esta vida, incluido el infierno para quienes voluntariamente se apartan del Señor. Ante los sufrimientos que tenía se quejaba y decía a Cristo que como trataba así de “mal” a sus amigos; por eso tenía tan pocos.

Ella, igual que los demás místicos contemplativos concebía el trato con el Señor como el amor de los esposos bajo las tres vías: La Purgativa que ayuda a reconocer los pecados y cambiar. La iluminativa que te da la blancura en el cambio de vida y la vía unitiva que es ya en el Cielo porque cuando llegas se celebra tus desposorios con Cristo. Esto lo dice en sus libros místicos que son también bien acogidos en la literatura universal. Entre ellos “El Libro de su vida” y “Las moradas”.

Este aplauso no es por parte de todos porque la Inquisición, dado su origen judío malinterpreta su obra y la investiga por si hay algo de superstición en ella. San pedro de Alcántara, su confesor, se pondrá en medio para evitar que sea procesada alegando su pureza de vida y que es un alma de Dios. Teresa enferma y a la edad de 67 años muere. Sus últimas palabras fueron: “Al fin muero hija de la Iglesia Católica”.

Su tránsito tiene lugar el 4 de octubre, pero como al día siguiente entra en vigor el calendario gregoriano por el juliano se restan 11 días pasando del 4 al 15, día en que será enterrada, dejando esa huella de amor al Esposo (Cristo) al que se une.

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