Santos Apóstoles Pedro y Pablo

Las reminiscencias pascuales nos acercan hasta los pilares de la Iglesia. Y es que hoy, XIII Domingo del Tiempo Ordinario, celebramos a San Pedro y San Pablo. Simón es de Cafarnaum y hermano de Andrés. Ambos son pescadores. 

Elegido por Cristo a orillas del Lago le cambia el nombre por el de Pedro. Cuando le confiesa como el mesías, el Hijo del Dios Vivo, el Señor le pone como la Piedra sobre la que edificará su Iglesia. Testigo de la Resurrección tras la Ascensión y Pentecostés marcha a predicar el Evangelio hasta Roma. 

Allí será apresado y condenado a morir crucificado. Él, alegando que no es digno de morir como su Maestro, será crucificado boca abajo. Es el autor de las dos Cartas del Nuevo Testamento que llevan su nombre. 

Por su parte, Saulo nace en Tarso de Cilicia. Educado en la flexible escuela de Gamaliel, fariseo que respeta a los cristianos, él por el contrario, persigue el cristianismo. Un día va camino de Damasco a detener cristianos en ese lugar. 

De pronto por el trayecto, se le aparece el Señor y Saulo se convierte, pasando a llamarse Pablo. Como los judíos  le desprecian por haber cambiado, se dedica a anunciar la Buena Nueva a los pueblos gentiles. Fundará diversas comunidades a las que visita para confirmarles en la Fe. 

A ellas les escribe Cartas que recoge la Sagrada Escritura. Apresado apela al César, llegando a Roma. Es el momento en el que ha estallado la persecución contra los cristianos. Por eso allí es decapitado por su Fe. Pedro y Pablo son las Columnas de la Iglesia.