
Madrid - Publicado el
1 min lectura
Hoy celebramos a Santa Rosa de Viterbo. Nacida en Viterbo (Italia), en 1234, su hogar es muy pobre. Ahí vivió un hogar con grandes penurias que también daba gracias a Dios por cada trozo de pan que tenían en medio de tanta miseria. Como pasa en la Sagrada Escritura tiene una caridad constante y sin faltan.
Es inmenso su amor por los pobres y necesitados. Prueba de todo esto es que con 12 años, en plena adolescencia se atrevía a hablar en las plazas de Cristo y la Buena Noticia. Era admirable al asistencia del Espíritu que le hacía explicarse, razonar y transmitir como cualquier persona adulta con gran madurez.
Su gran Fe y su sencillez le llevaron a intentar ingresar en las clarisas, pero su deformación ósea le impidió ser admitida. Parecía que ya había terminado su vocación, pero no fue así. Ella no se dio por vencida y se hizo Terciaria Franciscana con todos los compromisos espirituales y de caridad que ello supuso.
El contexto histórico en el que se encontraba era la lucha entre los partidarios del Papa Inocencio IV y los defensores del Emperador Federico II. Esto hizo a muchos salir de su tierra como le pasó a la familia de Rosa. En esas circunstancias no tuvo ningún problema en proclamar la Verdad del Evangelio molestase a quien molestase.
Todo se solucionó, pero la enfermedad de la joven se agravó muriendo Santa Rosa de Viterbo en torno al año 1252. El Papa Inocencio IV tuvo una visión de la Santa que le pidió llevar sus reliquias a una Iglesia. Procediendo a desenterrarle se encontraron que estaba incorrupta. Para darle el culto debido le llevó al Monasterio de Santa María de las Rosas.