
Madrid - Publicado el
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Seguimos avanzando en este Tiempo Glorioso. Hoy, V Domingo de Pascua, se propone la clave de la Salvación. Judas ha salido del Cenáculo. Cristo sabe lo que va a suceder y destaca la Glorificación que se va a producir con su Misterio Pascual de Muerte y Resurrección. Les explica el Camino de la Redención a los Once.
Es el Amor como distintivo porque ahí está la Vida que nos dio Él también cuando muere y resucita de entre los muertos. Es la mejor forma de vivir la Pascua. Se lo ofrece como el Distintivo para ser reconocidos como cristianos. Y hoy celebramos a San Juan I. Natural del Toscaza (Italia), el año 523, fue elegido Papa, durante el reinado de Todorico.
El apoyo del rey a los arrianos, que negaban la divinidad de Cristo, fue uno de los principales problemas en su Pontificado. Al despuntar esta desviación, Justino, Emperador de Constantinopla ordenó cerrar todos los templos arrianos. Teodorico marcha a la Ciudad Eterna a pedir al Papa que frene tal decisión, petición que será en vano.
Cuando el Pontífice viaja para poner paz, la gente de Constantinopla sale a recibirle. Él les confirma en la Fe y les anima a mantenerse en la Verdad del Señor Jesús, Verbo Eterno Encarnado. Incluso esto lo predica aprovechando los días de Navidad, lo cual enfervoriza más a los fieles de aquellas tierras.
Teodorico se encendió en furiosa rabia, cuando ve que el Emperador ha seguido esta senda.
Entonces lo tergiversa todo. Y al llegar el Santo Padre a la zona de Rávena lo hizo encarcelar. Fruto de las torturas que sufrió el Papa San Juan I murió mártir el año 526. Junto a él otros cristianos que padecieron por el Nombre del Señor Jesús.