
Madrid - Publicado el
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El hombre que se incluye en el Santoral fue un defensor de la unidad de los cristianos. Porque hoy celebramos a San Josafat. Nacido en la actual Lituania en 1580, su bautismo tuvo lugar en la iglesia bizantina, separada de Roma. Eran tiempos de tender puentes y buscar la unidad. Uno de esos frutos será nuestro Santo.
Un día conoce la Fe Católica adhiriéndose a ella. Desde entonces anhelaba que los ortodoxos abrazasen el catolicismo. Para lograrlo, ingresa en el Monasterio de San Basilio. Allí comprueba lo nefastas que son esas luchas de religión cuando algunos esperaban la fidelidad completa a la religión ortodoxa, mientras otros querían seguir al Papa de Roma.
Ordenado sacerdote ejerce el ministerio en diversos lugares. Nombrado Obispo de Polotsk, es un gran pastor de almas. Pero los enemigos de la unidad, entre los que se encuentra el obispo ortodoxo Melecio, no ven con buenos ojos los gestos del Santo obispo católico. Esto les hace acercarse con la intención de contrarrestar la labor de unificación.
Al final terminan pensando que debe desaparecer. Esto desencadena su asesinato, arrojando el cuerpo al río en 1623. Después de cinco días aparece el cadáver, llevándole a la catedral de su Diócesis.
Pasado un tiempo, sin duda por la intercesión de San Josafat desde el Cielo, Melecio se convierte y abraza el catolicismo. Esto siguió adelante y sus semilla arrancó que otros se acercasen a Dios desde la Fe Católica. Así lo destacó el Papa Pío IX en la canonización en el año 1867. Es Patrón y mártir de la unidad de los cristianos.





