“ No quiere que se pierda ni uno de estos pequeños ”
Evangelio según san Mateo 13,47-53; y comentario de José María Calderón, director de OMP

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primera lectura
Lectura del libro del Deuteronomio 31
Moisés dijo estas palabras a los israelitas:
«He cumplido ya ciento veinte años, y me encuentro impedido; además el Señor me ha dicho: "No pasarás ese Jordán".
El Señor, tu Dios, pasará delante de ti.
Él destruirá delante de ti esos pueblos, para que te apoderes de ellos.
Josué pasará delante de ti, como ha dicho el Señor.
El Señor los tratará como a los reyes amorreos Sijón y Og, y como a sus tierras, que arrasó.
Cuando el Señor os los entregue, haréis con ellos lo que yo os he ordenado.
¡Sed fuertes y valientes, no temáis, no os acobardéis ante ellos!, que el Señor, tu Dios, avanza a tu lado, no te dejará ni te abandonará.»
Después Moisés llamó a Josué, y le dijo en presencia de todo Israel:
«Sé fuerte y valiente, porque tú has de introducir a este pueblo en la tierra que el Señor, tu Dios, prometió dar a tus padres; y tú les repartirás la heredad.
El Señor avanzará ante ti. Él estará contigo: no te dejará ni te abandonará.
No temas ni te acobardes.»
salmo de hoy
La porción del Señor fue su pueblo
Voy a proclamar el nombre del Señor: dad gloria a nuestro Dios. R/.
Acuérdate de los días remotos, considera las edades pretéritas, pregunta a tu padre y te lo contará, a tus ancianos y te lo dirán. R/.
Cuando el Altísimo daba a cada pueblo su heredad, y distribuía a los hijos de Adán, trazando las fronteras de las naciones, según el número de los hijos de Dios. R/. La porción del Señor fue su pueblo, Jacob fue el lote de su heredad. El Señor solo los condujo, no hubo dioses extraños con él. R/.
evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Mateo 18
En aquel tiempo, se acercaron los discípulos a Jesús y le preguntaron:
«¿Quién es el más importante en el Reino de los Cielos?»
Él llamó a un niño, lo puso en medio, y dijo:
«Os digo que, si no volvéis a ser como niños, no entraréis en el Reino de los Cielos. Por lo tanto, el que se haga pequeño como este niño, ése es el más grande en el Reino de los Cielos. El que acoge a un niño como éste en mi nombre, me acoge a mí.
Cuidado con despreciar a uno de estos pequeños, porque os digo que sus ángeles están viendo siempre en el cielo el rostro de mi Padre celestial.
¿Qué os parece? Suponed que un hombre tiene cien ovejas: si una se le pierde, ¿no deja las noventa y nueve y va en busca de la perdida? Y si la encuentra, os aseguro que se alegra más por ella que por las noventa y nueve que no se habían extraviado.
Lo mismo vuestro Padre del cielo: no quiere que se pierda ni uno de estos pequeños.»