¿Sabías que España tiene la misión diplomática permanente más antigua del mundo?

La tumba de Gonzalo de Beteta, primer diplomático español, se encuentra en la Iglesia Nacional de Santiago y Montserrat en Roma. Esta es su historia.

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La Iglesia Nacional Española de Santiago y Montserrat en Roma ha presentado este miércoles, ante la presencia de la Embajadora de España ante la Santa Sede, Doña Carmen de la Peña Corcuera, la restauración del sepulcro de Gonzalo de Beteta.

Este diplomático es considerado el primer embajador permanente hispánico al haber representado a los Reyes Católicos ante los Estados Pontificios entre los años 1480 y 1484, y por él, la Embajada de España ante la Santa Sedees considerada la misión diplomática permanente más antigua del mundo.



Ecclesia ha hablado este jueves con el sacerdote valenciano Don José Jaime Brosel Gavilá, rector de la Iglesia Nacional Española de Roma, que ha querido explicar cómo llegó la tumba de este diplomático español hasta la Iglesia Nacional Española de Santiago y Montserrat en Roma: “A raíz del matrimonio de los Reyes Católicos, una de las primeras consecuencias es precisamente una política internacional común entre Isabel y Fernando. Obviamente, la península itálica era uno de los lugares más importantes y había muchos intereses: toda la zona de Nápoles, pero sobre todo la importancia del Papa”.

“Por este motivo – explica José Jaime – se manda, por primera vez, un embajador permanente. Esa figura no existía. Lo que existía eran los legados, era alguien que tenía una misión concreta: marchaba, resolvía y regresaba”.

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Entre las embajadas vigentes, la más antigua es la de España ante la Sede gracias a la figura de Gonzalo de Beteta: “Era un caballero de la orden de Santiago, un hombre de gran preparación. Los Reyes Católicos buscaban perfiles elevados, gente que sabía teología, lógicamente latín, otras ciencias, derecho y, en muchos casos, eran gente de un nivel cultural y con unos intereses artísticos importantes”. Según se puede leer en algunos manuales de historia, “era un momento de una gran ebullición diplomática”.

Gonzalo de Beteta se vincula con la comunidad española que existía en Roma y es él mismo que diseña su sepulcro, uno de los primeros ejemplos del clasicismo renacentista italiano entre los españoles. Beteta había nombrado albaceas a Alfonso de Paradinas, obispo de Ciudad Rodrigo y fundador de la Iglesia de Santiago de los Españoles en Plaza Navona, quien se encargó luego de darle sepultura en dicho templo.

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Cuando hace 200 años se unifican las iglesias de Santiago y la de Montserrat, una gran parte de las obras artísticas se trasladan a la Iglesia de Montserrat y, entre ellas, la tumba de Gonzalo de Beteta que se encuentra actualmente en el claustro de la Iglesia de Montserrat.

La restauración, realizada por Giacomo Perna, es una contribución de la Iglesia Nacional española a los actos conmemorativos del cuarto centenario desde que en 1622 el palacio Monaldeschi (o Palacio España) se convirtió en la Sede estable de los embajadores españoles.

El acto ha servido también para despedir a la Embajadora que concluye su misión diplomática en Roma: “Ha sido un acto privado. La señora embajadora ha querido venir a despedirse de los sacerdotes y de las religiosas de la casa. Era una manera también para nosotros de reconocer a la embajadora todo el trabajo, el interés y el cariño que ha tenido siempre con nuestra institución”.

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