Nuestra Señora del Rosario, la Virgen que protege a los coruñeses

Ante la amenaza de invasiones extranjeras, el pueblo imploró su protección, pasando a celebrar su día cada 7 de octubre

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En la primavera de 1589, la reina Isabel I de Inglaterra envió a la flota conocida como La Invencible Inglesa contra la Monarquía española en el marco de las operaciones de la guerra anglo-española de 1585-1604.

El vicealmirante sir Francis Drake, en lugar de atracar en Santander, decidió poner rumbo a la ciudad gallega de La Coruña, que sufrió el asedio de 120 barcos y 23.000 hombres desde el 4 de mayo de 1589 hasta el 19.

Ante la amenaza, los coruñeses acudieron a la Virgen del Rosario. Se reunieron el 8 de mayo en el convento dominicano e hicieron un voto por el que se comprometían, si quedaban libres de la invasión, a celebrar solemnes cultos en honor de la Virgen del Rosario.

Aunque diez días después el enemigo prendió fuego al edificio de Santo Domingo en el que se veneraba a la Virgen, que quedó totalmente destruido, sir Francis Drake y sus huestes levantaron el cerco y se hicieron a la mar, dejando tranquilos a los coruñeses.

A la mañana siguiente, se cantó la misa solemne en la iglesia parroquial de Santiago. Al acto asistió el pueblo y los religiosos de Santo Domingo y San Francisco, alojados en las casas de los vecinos de la Ciudad Alta, por haber sido destruidos sus conventos.

Dos siglos después, en 1809, la llegada del ejército francés provocaría que, de nuevo, los coruñeses recurriesen a la Virgen del Rosario para que les librase de una nueva invasión. De nuevo, A Coruña resistió el ataque y renovó el voto hecho por los dominicos en 1589.

En el siglo XX, la Virgen del Rosario fue coronada canónicamente por el cardenal Quiroga Palacios por petición del Papa Juan XXIII. Los coruñeses, cada 7 de octubre, dedican el día a la Virgen, celebrando una misa y realizando una procesión desde la iglesia de Santo Domingo.

LA IMAGEN

La actual Imagen coruñesa de la Virgen del Rosario es de madera policromada, de un metro de altura aproximadamente, y es vestida con una túnica de color rojizo y manto azul decorado con estrellas de oro.

Sostiene en su brazo izquierdo al Niño Jesús que ofrece, al igual que su Madre, un Rosario con su mano derecha. La Imagen es de la segunda mitad del siglo XVII y se desconoce su autor.

LA ORACIÓN

“Reina y Señora,
A tus plantas postrada,
La Coruña te rinde en este día
su corazón, en ansia ilusionada,
y la canción en flor de su alegría.
En las horas más duras de su historia
volvió hacia ti sus ojos y su llanto,
y en ti encontró junto a la paz, la gloria
de saberse en amor bajo tu manto.
Santa Madre de Dios,
Reina de nuestra fe,
de la ciudad Patrona y relicario,
en corona de honor
ponemos a tus pies nuestra esperanza,
viva en tu rosario.
Santa Madre De Dios, defiende en caridad
tus hijos todos, con amor tan fuerte,
que tu coronación convierta la ciudad
en semilla de amor hasta la muerte.”

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