Los obispos de Colombia, en el Día del Holocausto Gitano: "Han sido incomprendidos adonde quiera que llegan"

Se cumplen 77 años del asesinato de 4.300 gitanos en el campo de concentración de Auschwitz, a manos de los nazis. La Iglesia de Colombia anima a tomar conciencia sobre la masacre

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Cada 2 de agosto se celebra en todo el mundo el aniversario del Día del Holocausto del Pueblo Gitano. La memoria remonta sus orígenes a la noche entre el 2 y el 3 de agosto de 1944, cuando los nazis asesinaron a, aproximadamente, 4.300 romaníes en el campo de concentración de Auschwitz-Birkenau.

La Conferencia Episcopal de Colombia (CEC), ha recordado este trágico hecho a través de su Departamento de Animación Misionera y el área de Etnias. En una carta publicada por el P. Omer Giraldo, director del área de Etnias, se ha destacado su "tendencia al nomadismo y que lleva en su ser, además, una firme convicción de libertad, un sentido espíritu".



También ha recalcado su sentido de la familia, que supone para ellos "una enorme fortaleza cultural, junto a sus convicciones, su fe en Dios, y la riqueza de sus expresiones artísticas, como la música y la danza".

El P. Giraldo ha invitado a todos los colombianos a tomar conciencia del sufrimiento que se ha visto forzado a soportar el pueblo gitano a lo largo de su historia: "Los gitanos han sido víctimas, incomprendidos donde quiera que lleguen. También en nuestro suelo colombiano los gitanos han sufrido la discriminación y la exclusión social en el empleo, la educación y la salud".

En la actualidad, según el P. Omer, hay entre 5.000 y 7.000 habitantes gitanos en territorio colombiano, y se organizan en clanes denominados Kumpañy. La minoría romaní ha sufrido las graves consecuencias de la guerra interna en este país, lo que le ha obligado a desplazarse a las ciudades.

'El Pelé', el santo de los gitanos

El pasado 2 de agosto también se celebró en la Iglesia la memoria de Ceferino Giménez, apodado 'el Pelé'. Se trata de un mártir español que fue asesinado en Barbastro por defender a un sacerdote. Su martirio se produjo en 1936, durante los primeros meses de la Guerra Civil. Fue beatificado por san Juan Pablo II el 4 de mayo de 1997.

El Pelé es recordado por varias virtudes. Además de ser un devoto incansable de la Virgen, su camino espiritual le llevó a convertirse en miembro de la Orden Franciscana Seglar. Una de sus principales preocupaciones siempre fue que los niños de etnia gitana recibieran adecuadamente la catequesis para formarse como cristianos. A día de hoy, es fuente de devoción de muchos romaníes que se encomiendan a él.



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