¿Conoces la historia del botafumeiro, el enorme incensario que se encuentra en la Catedral de Santiago?

En el marco tan especial de este Año Santo, una multitud de peregrinos, tanto España como de todo el mundo, realizan un recorrido a pie hasta la tumba de Santiago

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A lo largo de los años 2021 y 2022, Santiago de Compostela se encuentra viviendo el Año Jacobeo. El Jubileo de este año, celebrado en honor del Apóstol Santiago, tiene un carácter histórico ya que, debido a la pandemia de la covid-19, el Papa Francisco ha decidido prorrogarlo un año más, hasta el 31 de diciembre de 2022.

En el marco tan especial de este Año Santo, una multitud de peregrinos, tanto España como de todo el mundo, realizan un recorrido a pie hasta la tumba de Santiago, situada en el interior de la catedral. Al llegar a la sede episcopal de la ciudad jacobina, uno de los elementos que más destaca es el botafumeiro.

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Se trata de un incensario de grandes dimensiones que se maneja haciendo uso de un sistema de poleas. Los encargados de accionar el botafumeiro son los canónigos del templo, que introducen el incienso y balancean el enorme artefacto por el aire, cubriendo toda la catedral del humo litúrgico.

El instrumento, bañado en plata, tiene un peso de 62 kilogramos y una altura de un metro y medio. Se trata del tercer botafumeiro que pasa por la catedral de Santiago, ya que el original fue reemplazado en 1554 debido a su desgaste y, el que lo sustituyó, fue robado por las tropas de Napoleón Bonaparte en 1809. Además del que cuelga del techo, la catedral cuenta con una réplica del incensario que se encuentra en el museo catedralicio.

La función del incienso en el botafumeiro

"El botafumeiro es un espectáculo y realmente ver cómo los eclesiásticos manejan ese artefacto donde se quema incienso es realmente espectacular. Es probablemente uno de los incensarios más grandes de la Cristiandad", destacó el profesor José Luis Corral, catedrático de Historia Medieval al programa La Noche en COPE esta semana.



El docente también explica que, en la época medieval, los peregrinos que acudían a Santiago tenían que dormir en el interior de la catedral, ya que no existían albergues por aquel entonces. Por ello, se hacía uso del botafumeiro para acabar con el pestilente olor que provocaba la estancia de peregrinos desaseados y llenos de sudor, especialmente en verano: "Quemar inciensos era una manera muy rápida de acabar con los malos olores que se acumulaban en la catedral. Lo que hace el botafumeiro es mediante ese sistema de cuerdas que manejan los canónigos era distribuir por toda la catedral el incienso para quitar esos malos olores".

La función higiénica y purificadora del botafumeiro se unió a su uso litúrgico. Actualmente, el enorme objeto ya no es utilizado para deshacerse de los malos olores, sino que tan solo se utiliza durante las Misas solemnes que tienen lugar en el templo de la catedral.

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