Alan Webb, el atleta olímpico que se convirtió en católico tras lesionarse: "Me ha atraído la Eucaristía"

Con 21 años, ganó múltiples competiciones, pero varias lesiones le alejaron de los Juegos Olímpicos. Hoy en día, ha cambiado los trofeos de las carreras por la meta de la santidad

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Alan Webb participó, con 21 años, en los Juegos Olímpicos de Atenas en 2004, concretamente en la modalidad de 1.500 metros planos. No obstante, después de este gran evento, sufrió una serie de lesiones que afectaron a su rendimiento y le alejaron de la posibilidad de participar nuevamente en sucesivas olimpiadas.

Sin embargo, esto no le llevó a tirar la toalla. En su último año de secundaria, en 2017, Webb superó el récord establecido por Jim Ryun y que permanecía imbatible desde hacía 36 años. Posteriormente, ganó el 'Big Ten Championship' de la Universidad de Michigan, un evento de carrera a campo traviera. También se alzó como vencedor en varias carreras de 1.500 metros entre 2004 y 2007.

Según el relato de Alan, correr fue su pasión por encima del fútbol y el baloncesto. También explica que todos los deportes, bien tomados, "pueden ser de gran ayuda para ser grandes personas. Pueden mejorar la disciplina, el autodominio, el trabajo en equipo, la resistencia y la perseverancia en la lucha".

Alan fue bautizado de pequeño como episcopaliano, aunque su fe nunca le pareció más importante que el deporte: "Mi ídolo era correr. Eso era lo que más adoraba y valoraba, aquello por lo que renunciaría a otras cosas. Todo estaba orientado a hacer mejores tiempos".

De una vida dedicada al deporte a encontrarse con Dios

Sin embargo, todo cambió cuando conoció a Julia, quien le ayudó a salir del planteamiento de todo o nada. Además, ella lo animaba a convertirse al catolicismo, aunque no quiso obligarlo en ningún momento: "Tenía que ser mi decisión, pero necesitaba que alguien me presentara lo que iba a decidir".

Después de su experiencia de conversión, Alan anima a los católicos a anunciar la fe a los demás, de forma que "puedan aceptarla, rechazarla o continuar reflexionando sobre ella y hacer más preguntas".



Actualmente, a sus 38 años, Webb es asistente de campo traviesa y entrenador de carreras de pista en la Universidad de Arkansas. Además, está casado y tiene cuatro hijas, una familia por la que no deja de dar gracias a Dios.

En el aspecto más personal, Alan ha tomado la decisión de cambiar su meta en la vida: "Mi objetivo anterior era ser el mejor corredor que pudiera ser. Ahora mi objetivo es ser el mejor católico que pueda ser. Eso es, en última instancia, lo único que importa".

Tampoco le faltan palabras de humildad, ya que se reconoce frágil ante las muchas dificultades que pueden venir: "Soy consciente de mis propias debilidades, pero también sé que con la oración y los sacramentos podemos hacer todas las cosas en Cristo. Me ha atraído la Eucaristía, el mismo Cristo, quien nos da la gracia de pelear la buena batalla y correr la carrera de la salvación".

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