El Papa sigue pidiendo ''rezar por la paz en este tiempo de guerra mundial''

Francisco ha terminado el ciclo de catequesis sobre las virtudes teologales y vuelve a pedir oración por el cese de las guerras

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Francisco sigue citando a los países en guerra en las audiencias de los miércoles. ''Oremos por la paz, necesitamos tanto la paz, el mundo está en guerra''. Sigue recordando ''a la martirizada Ucrania que está sufriendo tanto. No olvidemos Palestina, Israel, Myanmar que se detenga la guerra, y no olvidemos otros países en guerra''.

Cuando se ha referido a los peregrinos polacos, el Papa ha querido tener presente a los niños que hacen la primera comunión en este mes de mayo. En su mensaje a los peregrinos italianos, ha comentado ''veo a las novicias y me pregunto: '¿cuántas son italianas? Pocas creo'. Hay una escasez de vocaciones en Italia. Oremos por las vocaciones y la vida consagrada''.

La humildad, la virtud para derrotar al Maligno

Francisco ha terminado su ciclo de catequesis sobre los vicios y virtudes teologales. Hoy ha añadido una cuarta que no pertenece a las anteriores ''pero que está en la raíz de la vida cristiana: la humildad. Ella es la gran antagonista del más mortal de los vicios, es decir, la soberbia''. Si el más soberbio es el demonio, la más humilde es la Virgen. Por ello la catequesis ha comenzado con la lectura de unos versículos del Magnificat (Lc 1, 46-48). Según el Papa, la humildad fue una ''virtud granítica''. El hombre, creado por Dios, tiende a la soberbia, por eso desde el comienzo se le advierte que es polvo y al polvo volverá.

Y también ha tenido en cuenta la primera bienaventuranza, dedicada a los humildes: «Bienaventurados los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos» (Mt 5,3). También el Salmo 8, 4-5. «Cuando contemplo el cielo, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que has creado. ¿Qué es el hombre para que te acuerdes de él, el ser humano, para mirar por él?». Con la humildad se combaten los delirios de grandeza que llevan a la soberbia. En el mensaje a los peregrinos alemanes ha recomendado contemplar ''a María en su escuela y caminemos con ella tras los pasos de Cristo. Es el camino más seguro hacia el cielo''.

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