El Papa protagoniza un gesto ante la patrona de Roma que no se repetía desde hace 400 años

Este viernes Francisco regalará una Rosa de Oro a la Virgen Salus Populi Romani en la basílica Santa María la Mayor: ¿cuáles fueron los últimos papas en hacerlo?

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El Papa Francisco regalará a la Patrona de Roma, la Virgen Salus Populi Romani una Rosa de Oro en la basílica Santa María la Mayor de la Ciudad Eterna, hasta donde se dirigirá el Santo Padre este viernes, 8 de diciembre, a las 15.30h, minutos antes de dirigirse a la Plaza de España para rezar a la Inmaculada.

Este gesto de entregar una Rosa de Oro se remonta a la Edad Media, cuando se depositaba en monasterios, iglesias o imágenes a los pies de una Virgen para reconocer la devoción que se les tiene. El gesto que realizará este viernes Francisco no se repetía desde hace 400 años,cuando los papas Julio III y Pablo V regalaron en Santa María la Mayor esta Rosa de Oro a la patrona de la capital italiana.

Para el Pontífice argentino, esta basílica tiene un significado especial, ya que es el lugar que visitó la mañana siguiente de ser elegido Sucesor de Pedro, el 14 de marzo de 2013, para encomendar su ministerio petrino ante el icono de María Salus Populi Romani, protectora del pueblo romano.

De hecho, el Papa Francisco visita Santa María la Mayor, una de las cuatro basílicas papales, antes y después de cada viaje apostólico como parte de una tradición y un gesto de profunda devoción.

El origen de la Rosa de Oro

La Rosa de Oro no es una talla cualquiera, ya que posee un profundo significado y su origen tiene raíces muy antiguas. Además, simboliza la bendición papal. Desde el siglo XII, el cuarto domingo de Cuaresma el Pontífice solía bendecir y llevar una rosa en procesión ecuestre desde la Basílica de la Santa Croce in Gerusalemme hasta el Palacio de Letrán, donde se la ofrecía al Prefecto de Roma en reconocimiento del prestigio de la ciudad. Por su parte, el Prefecto mostraba su respeto al Papa besando la rosa sagrada.

La primera Rosa de Oro fue donada en 1551 por el Papa Julio III, profundamente devoto del icono mariano que se conserva en la Basílica, en la que había celebrado su primera Misa. Posteriormente, en 1613, el Papa Pablo V donó otra de estas flores con motivo del traslado del venerado icono a su nueva capilla.

Lamentablemente, en la actualidad en la Basílica no se conservan ninguna de las Rosas donadas por los dos Pontífices. Es una posibilidad que se hayan perdido con la invasión napoleónica de los Estados Pontificios, ocurrida en 1797.

A partir del siglo XIII, los Pontífices entregaron la Rosa de Oro como una expresión de gratitud, acogida y hospitalidad. Además, como forma de agradecimiento y reconocimiento fue donada por los Papas a lo largo de los siglos siguientes a importantes soberanas o reinas.

La primera reina en recibir una fue Isabel de Castilla, en 1493, otorgada por el Papa Inocencio VIII. Más adelante recibió una rosa María Estuardo de Escocia, a instancias de Pío IV, en 1555. Se trataba de mujeres especialmente comprometidas con la defensa y los valores de la Iglesia Católica. Sin embargo, también se obsequió estas rosas a ciertas ciudades que habían luchado en defensa de la fe.

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