El Papa pide la liberación de los presos de guerra: "La tortura de los prisioneros no es humana"

En la audiencia general, el Pontífice reza para que el Señor "mueva voluntades para liberar a todos" los que son sometidos a torturas que "hieren la dignidad de las personas"

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El Papa Francisco ha recordado a los que son prisioneros de guerra, y pide oraciones para que el Señor “mueva voluntades para liberarlos todos”. Una demanda que ha hecho al final de la audiencia general, en la que el Pontífice argentino ha tenido un recuerdo por los presos que “son torturados”, aseverando que la tortura de los prisioneros “es horrible, no es humana”.



Por ello, el obispo de Roma ha reclamado a quienes se congregaban en la Plaza de San Pedro y a todo el Pueblo de Dios a pensar en “las muchas torturas que hieren la dignidad de las personas”.

Antes, y como es habitual cada miércoles en la audiencia, ha tenido un recuerdo por las poblaciones que sufren los efectos de la guerra: “Pensemos en Tiera Santa, en Palestina, Israel, pensemos en la martitiraza Ucrania”, ha pedido.

La catequesis

En la catequesis, el Sucesor de Pedro ha invitado a los fieles a reflexionar sobre la virtud de la templanza, que significa “poder sobre sí mismo” y que es, además, “el arte de no dejarse arrollar por las pasiones rebeldes”. Para Francisco, la templanza “asegura el dominio de la voluntad sobre los instintos” y que además es la virtud “de la justa medida”.

“Las personas que actúan movidas por el ímpetu o la exuberancia son, en última instancia, poco fiables. Las personas sin templanza no son fiables”, ha subrayado.



De esta manera, el Papa considera que el temple hace que la persona “sepa pesar y dosificar bien las palabras” y no permite “que un momento de ira arruine relaciones y amistades que luego sólo pueden reconstruirse con gran esfuerzo”.

Eso sí, el Santo Padre ha puntualizado que la templanza no está reñida con la indignación "siempre de la manera correcta". “Una palabra de reproche a veces es más saludable que un silencio agrio y rencoroso. El temperamental sabe que no hay nada más incómodo que corregir a otro, pero también sabe que es necesario: de lo contrario se estaría dando rienda suelta al mal”.

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