El Papa Francisco consagrará a Ucrania y Rusia al Inmaculado Corazón de María el próximo 25 de marzo

El mismo día, esta consagración será realizada en Fátima por el cardenal Krajewski, limosnero del Papa, como enviado del Santo Padre

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El viernes 25 de marzo, el Papa Francisco consagrará a Rusia y Ucrania al Inmaculado Corazón de María. Será en la Basílica de San Pedro a las 17h, durante la Celebración de la Penitencia. El mismo día, esta consagración será realizada en Fátima por el cardenal Krajewski, limosnero del Papa, como enviado del Santo Padre.

En los últimos días, los obispos católicos de rito latino en Ucrania pidieron al obispo de Roma que consagre públicamente a ambos países al Inmaculado Corazón de María, como lo pidió la Virgen de Fátima en sus apariciones en 1917.

“¡Padre Santo! En estas horas de dolor inconmensurable y terrible prueba para nuestro pueblo, nosotros, los obispos de la Conferencia Episcopal de Ucrania, somos portavoces de la incesante y sentida oración, sostenida por nuestros sacerdotes y consagrados, que nos llega de todo el pueblo cristiano, para que Su Santidad dedique nuestra Patria y Rusia”, expresaban hace unos días los prelados en una carta.

“Respondiendo a esta oración, pedimos humildemente a Su Santidad que realice públicamente el acto de consagración al Sagrado Inmaculado Corazón de María de Ucrania y Rusia, como lo solicitó la Santísima Virgen en Fátima”, solicitaban los prelados al Papa Francisco.

La esperanza de los obispos católicos ucranianos ahora es que, con esta consagración pública por parte del Papa Francisco, se ponga fin a la guerra que comenzó el 24 de febrero con la invasión de las fuerzas militares rusas. La consagración de Rusia y el mundo entero al Inmaculado Corazón de María ya la hizo el Papa San Juan Pablo II en 1984, en el Vaticano.

Hace algunos años el entonces Secretario de Estado del Vaticano, el cardenal Tarcisio Bertone, precisó que Sor Lucía, la vidente de Fátima que vivió más años, “confirmó personalmente que este acto solemne y universal de consagración correspondía a los deseos de Nuestra Señora de Fátima”.

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