El mensaje de "afecto fraterno" del Papa a Bartolomé I: "El mundo tiene una gran necesidad de reconciliación"

En el día de la conmemoración litúrgica de San Andrés, Francisco ha pedido al Patriarca de Constantinopla que se trabaje por "el restablecimiento de la unidad entre los cristianos"

Vatican News

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El Papa Francisco ha enviado este miércoles un mensaje a Su Santidad Bartolomé I, con motivo de la conmemoración litúrgica del Patrono del Patriarcado Ecuménico de Constantinopla, San Andrés Apóstol, “primer hermano de Pedro”. En la misiva el Pontífice insta a “trabajar por el restablecimiento de la unidad entre los cristianos no sólo mediante acuerdos firmados sino también mediante la fidelidad a la voluntad del Padre y el discernimiento de las sugerencias del Espíritu”.

“Me complace estar representado, una vez más, por una delegación de la Iglesia de Roma en el Fanar, en las celebraciones del patrono de la Iglesia de Constantinopla y del Patriarcado Ecuménico”, afirma Francisco al inicio de la carta, en la que asegura su “afecto fraterno” y “sentidas oraciones” al Patriarca Ecuménico y a la Iglesia confiada a su cuidado y envía “un cordial saludo y buenos deseos a los miembros del Santo Sínodo y a los clérigos y fieles laicos que participan en la Divina Liturgia en la Iglesia Patriarcal de San Jorge”.



La unidad, prioridad en el mundo actual

“El encuentro de la Iglesia de Roma con la Iglesia de Constantinopla con ocasión de sus respectivas fiestas patronales es una expresión de la profundidad de los lazos que nos unen y un signo visible de la esperanza que atesoramos de una comunión cada vez más profunda” subraya el Pontífice, evidenciando que “el pleno restablecimiento de la comunión entre todos los que creen en Jesucristo es un compromiso irrevocable para todo cristiano, ya que la ‘unidad de todos’ (cf. Liturgia de San Juan Crisóstomo) no sólo es la voluntad de Dios, sino también una prioridad urgente en el mundo actual. De hecho, el mundo actual tiene una gran necesidad de reconciliación, fraternidad y unidad. La Iglesia, por tanto, debe resplandecer como "signo e instrumento de la íntima unión con Dios y de la unidad de todo el género humano" (Lumen Gentium, n. 1)”.



Examen común con diálogo y apertura mutua

Francisco recuerda además la atención prestada con razón “a las razones históricas y teológicas de nuestras divisiones” y señala que “este examen común debe continuar y desarrollarse con un espíritu que no sea polémico ni apologético, sino caracterizado por un auténtico diálogo y una apertura mutua”.

También debemos reconocer que las divisiones son el resultado de acciones y actitudes deplorables que obstaculizan la acción del Espíritu Santo, que guía a los fieles hacia la unidad en la legítima diversidad. De ello se deduce que sólo el crecimiento en la santidad de vida puede conducir a una unidad auténtica y duradera. Por tanto, estamos llamados a trabajar por el restablecimiento de la unidad entre los cristianos no sólo mediante acuerdos firmados, sino también mediante la fidelidad a la voluntad del Padre y el discernimiento de las sugerencias del Espíritu”.

A medida se avanza hacia este objetivo, el Papa recuerda que ya hay muchos ámbitos en los que la Iglesia católica y el Patriarcado ecuménico trabajan juntos por el bien común de la familia humana, como son la salvaguardia de la creación, la defensa de la dignidad de cada persona, y la lucha contra las formas modernas de esclavitud y la promoción de la paz. “Uno de los ámbitos más fructíferos de esta cooperación, - evidencia el Santo Padre - es el diálogo interreligioso”. Y recordando con gratitud el reciente encuentro en el Reino de Bahréin, con motivo del Foro de Diálogo: Oriente y Occidente para la Convivencia Humana, señala: “El diálogo y el encuentro son el único camino viable para superar los conflictos y todas las formas de violencia. En este sentido, encomiendo a la misericordia de Dios Todopoderoso a quienes perdieron la vida o resultaron heridos en el reciente atentado en su ciudad, y rezo para que Él convierta los corazones de quienes promueven o apoyan estas acciones malvadas”.

En la conclusión de la misiva, el Pontífice renueva sus “mejores deseos para la fiesta de San Andrés” al tiempo que intercambia con Bartolomé I “un abrazo fraterno de paz en el Señor”.

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