Las recetas que ha ofrecido el Papa Francisco en los últimos meses para revertir la baja tasa de nacimientos

En España, la tasa de natalidad cayó un 5% en 2020 con 341.315 nacimientos. Esta cifra supone un mínimo histórico que nuestro país no registraba desde la posguerra, en 1941

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El Papa Francisco ha mostrado nuevamente su preocupación por el 'invierno demográfico' (los escasos nacimientos) que se está produciendo en Europa. En el rezo del Ángelus de este domingo, 26 de diciembre, ha lamentado que el número de familias que optan por no tener hijos es cada vez mayor, lo que el Santo Padre ha calificado como “tragedia” contra la patria, la familia y el futuro.

"Dios no nos creó para ser líderes solitarios, sino para caminar juntos", ha expresado el Pontífice. El drama del 'invierno demográfico' resulta familiar a España. Hace unas semanas se conocía que en 2020 nacieron tan solo 341.315 bebés, más de un 5% menos que en 2019. Esta cifra supone un mínimo histórico que nuestro país no registraba desde la posguerra, en 1941.

En los países de nuestro entorno la situación tampoco mejora, por lo que las alarmas cada vez se disparan más ante un mal que padecen los países del Primer Mundo, y que en el futuro podrían traer consecuencias económicas y sociales de gravedad.

Durante este 2021, Francisco no ha pasado por alto este problema y, en sus discursos u homilías, ya hecho referencia a ello. A continuación, repasamos algunas de las frases que ha dejado el Papa sobre la crisis de la natalidad que padecen los países más desarrollados y las recetas que ofrece para revertir los datos.

Los mensajes del Papa ante el 'invierno demográfico'

  1. Mayor atención a las familias por parte de las administraciones y poderes públicos: "Para que el futuro sea bueno, es necesario, por tanto, atender a las familias, especialmente a las jóvenes, asaltadas por preocupaciones que corren el riesgo de paralizar sus proyectos de vida". “Se necesitan políticas familiares amplias y con visión de futuro, no basadas en la búsqueda de un consenso inmediato, sino en el crecimiento del bien común a largo plazo. Aquí radica la diferencia entre gestionar los asuntos públicos y ser buenos políticos. Es urgente ofrecer a los jóvenes garantías de un empleo suficientemente estable, seguridad para sus hogares, incentivos para no abandonar el país".
  2. Asimismo, Francisco hace extensivo el problema a los poderes económicos, a quienes demanda, además de beneficios “promover la vida, que estén atentos a no explotar nunca a las personas con condiciones y horarios de trabajo insostenibles, que lleguen a distribuir parte de las ganancias a los trabajadores, con el fin de contribuir a un desarrollo inestimable, el de las familias”
  3. Al hilo del punto anterior, el Papa Francisco ha criticado la situación en la que se encuentran miles de mujeres en el trabajo, temerosas de que un embarazo pueda suponer un despido, hasta el punto de llegar a ocultar su barriga:"¿Cómo es posible que una mujer sienta vergüenza por el regalo más hermoso que la vida puede ofrecer? No la mujer, sino la sociedad debería avergonzarse, porque una sociedad que no acoge la vida deja de vivir. Los niños son la esperanza que hace nacer a un pueblo".
  4. El Sucesor de Pedro reclama a los países la aprobación de una asignación única para cada niño como se ha instaurado en Italia. Un subsidio que “responda a las necesidades concretas de las familias, que han hecho y hacen tantos sacrificios, y marque el inicio de reformas sociales que pongan a los niños y a las familias en el centro".
  5. Para el Papa, el cuidado del medio ambiente pasa necesariamente por la natalidad: "No podremos alimentar la producción y proteger el medio ambiente si no estamos atentos a las familias y los niños. El crecimiento sostenible viene de aquí".
  6. Tras dos años de guerra contra la pandemia, surge un volver a empezar, como ha sucedido en otros acontecimientos oscuros para la Humanidad, como las dos guerras mundiales. Tal y como recuerda Francisco, la reconstrucción de la posguerra se produjo gracias “a una explosión de nacimientos". "No podemos seguir modelos de crecimiento miopes, como si para prepararnos para el mañana sólo hicieran falta algunos ajustes apresurados. No, la dramática tasa de natalidad y las aterradoras cifras de la pandemia exigen un cambio y responsabilidad", manifestaba.
  7. A nivel educativo, el Santo Padre planteó que la escuela "no puede ser una fábrica de nociones que se vierten sobre los individuos, sino un tiempo privilegiado de encuentro y crecimiento humano".
  8. El obispo de Roma ha instado a la sociedad a que no se impongan aquellos modelos sociales en los que imperen la belleza o la juventud en detrimento del corazón: “Los jóvenes no crecen gracias a los fuegos artificiales de la apariencia, maduran si se sienten atraídos por quienes tienen el valor de perseguir grandes sueños, de sacrificarse por los demás, de hacer el bien al mundo en que vivimos. Y mantenerse joven no pasa por hacerse selfies y retocarse, sino por poder reflejarse un día en los ojos de sus hijos".
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