León XIV pide a los jóvenes que el Jubileo no se reduzca a "unas bonitas fotos” y compartan su experiencia en los países de origen
El Papa ha enviado su primer mensaje a los jóvenes en el marco del Jubileo de la Juventud a un grupo de jóvenes peruanos que participan en este acontecimiento en Roma

León XIV
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El Papa León XIV ha pedido a los jóvenes compartir las vivencias que experimentarán en el Jubileo de la Juventud que se celebra esta semana en Roma, en el marco del Año Santo. En su mensaje a un grupo de peruanos que participarán en este evento, el Santo Padre les insta a compartirlo con todos.
“Queridos jóvenes, quisiera que todo lo que vivan durante estas jornadas lo conserven siempre en sus corazones, pero que no lo guarden sólo para ustedes. Eso es muy importante: lo que van a experimentar aquí, que no sea sólo para uno mismo. Tenemos nosotros que aprender a compartir”, ha recalcado.
De ahí que el Pontífice reclame a los jóvenes que se dan cita en el Jubileo que sus vivencias no queden “como unas bonitas fotos”, sino que al regreso a sus respectivos países inunden “con la alegría y la fuerza del Evangelio la Buena Nueva de Jesucristo”.
León XIV ha pedido también a los jóvenes servir gratuitamente “en lo cotidiano, en lo pequeño, en lo escondido, porque han experimentado el gozo de ser amados primero, y porque todo lo han recibido gratuitamente de nuestro Padre Dios”.
Por último, el Papa les encomienda la tarea de “ser misioneros allí donde vayan, sean transparencia de la presencia del Señor”.
"el Señor ha querido que formáramos parte de una gran familia, la de la Iglesia"
León XIV ha asegurado que, alas puertas del Jubileo de los Jóvenes el Evangelio de la misa de este lunes “nos ilumina de modo especial, son dos parábolas que nos ayudan en nuestro caminar cristiano: la primera habla de un pequeño grano de mostaza y la siguiente de un poco de levadura. Como vemos, son dos elementos diríamos casi insignificantes; sin embargo, con la fuerza de la vida que llevan en sí pueden transformarse, crecer y servir al fin para el que han sido creados”.
En este sentido, el Papa asevera que “nosotros somos pequeños, pero no estamos solos; el Señor ha querido que formáramos parte de una gran familia, la familia de la Iglesia. Incorporados a ella en Cristo, como los racimos a la vid, podemos crecer y dar fruto, ayudados con la gracia del Señor”.