León XIV alerta sobre la tentación de convertir a los pobres "en leprosos a los que hay que rechazar"

En la misa con motivo del Jubileo de la Espiritualidad Mariana que ha tenido lugar en la Plaza de San Pedro, el Pontífice recalca que “cuantos menos títulos se puedan ostentar, más claro está que el amor es gratuito”

León XIV

José Melero Campos

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El Papa León XIV, en la misa de este domingo en la Plaza de San Pedro del Vaticano con motivo del Jubileo de la Espiritualidad Mariana, ha instado a los cristianos a “no perder el centro, no vaciar el nombre de Jesús de su historia, de su cruz”, recordando que la verdadera espiritualidad mariana “tiene a Jesús como centro” y nace “de la memoria incandescente del Resucitado”.

 

El Santo Padre, inspirado en la carta de san Pablo a Timoteo, subraya que toda espiritualidad cristiana “se desarrolla a partir de este fuego y contribuye a hacerlo más vivo”. Para el Papa, el domingo debe ser “el espacio que nos hace cristianos”, donde cada creyente reavive la fe en la fidelidad de Dios que “no puede renegar de sí mismo”.

Durante la homilía, León XIV asevera qua la figura de la Virgen María es un modelo de fe sencilla y activa, capaz de revelar “la fuerza revolucionaria de la ternura”.

La auténtica espiritualidad mariana hace actual en la Iglesia la ternura de Dios, su maternidad”, ha proclamado. Citando la exhortación 'Evangelii gaudium' del Papa Francisco, ha señalado que “cada vez que miramos a María, volvemos a creer en la fuerza revolucionaria de la ternura y del afecto. En ella vemos que la humildad y la ternura no son virtudes de los débiles, sino de los fuertes”.

 “cuantos menos títulos se puedan ostentar, más claro está que el amor es gratuito”

El Papa ha advertido también contra una fe vacía o instrumentalizada, que separa en lugar de unir: “Cuidémonos de toda instrumentalización de la fe, que corre el riesgo de transformar a los diferentes, a menudo los pobres, en enemigos, en ‘leprosos’ a los que hay que evitar y rechazar”. 

Frente a ello, el Pontífice invita a seguir el camino de María, que “va tras el de Jesús, y el de Jesús es hacia cada ser humano, especialmente hacia los pobres, los heridos, los pecadores”.

En este sentido, León XIV ha recalcado que “cuantos menos títulos se puedan ostentar, más claro está que el amor es gratuito”, y añade que “Dios es puro don, sola gracia, pero cuántas voces y convicciones pueden separarnos hoy de esta verdad desnuda y disruptiva”.

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