La historia de Claire Marie, la monja con síndrome de Down que ha estado con el Papa: "La vida es un regalo"

La Hermana Claire Marie fue abandonada por su madre horas después de nacer. En tiempos donde se debaten leyes como el aborto o la eutanasia, su testimonio arroja más luz que nunca

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La Hermana Claire Marie es síndrome de Down. Su simpatía y carisma le convierte en una mujer especial. A su madre le aconsejaron que no diera a luz a la hoy religiosa y abortara.

Finalmente nació un 8 de diciembre de hace 37 años, aunque inmediatamente después fue abandonada por su progenitora en el propio hospital. A los ocho meses fue adoptada por una pareja, que vivía entre Francia y Polonia. Desde hace una década es consagrada porque, como ha expresado, sintió “una fuerte llamada de Dios”.

Desde hace siete años vive en Lourdes (Francia), donde evangeliza a los jóvenes. En las últimas horas Claire Marie ha estado en el Vaticano, donde ha participado en la sesión especial de escucha del Sínodo 'La Iglesia es nuestra casa', a la que asistieron personas con discapacidad de los cinco continentes.

Su mera presencia en el mundo constituye un poderoso mensaje. La monja, con su vestido de tela marrón sin blanquear, estaba en primera fila y se lanzó a un abrazo espontáneo con el Papa Francisco: "Me pidió que rezara por él y le dije: claro, rezaremos por usted en Lourdes", relataba Claire Marie en declaraciones a Vatican News en un francés mezclado con italiano, aprendido durante los viajes y peregrinaciones a Italia.



La religiosa con síndrome de Down nunca se ha sentido incómoda por las fotos y las entrevistas. Es consciente de que su testimonio y mensaje es poderoso y necesario, máxime en unos tiempos donde en Europa se debaten sobre leyes a favor del aborto y la eutanasia: "Veo que cuando me encuentro con los jóvenes entienden lo que significa amar al prójimo, incluso a los enfermos. Les explico que la vida es un regalo, no algo ligado a las leyes", ha sostenido.

Con su compañera Annie Rougier, Claire-Marie fundó la asociación 'Pol de Lumier', que ayuda y apoya a las familias con niños trisómicos, acompañándolas en los cursos de catequesis. En Lourdes, donde fue enviada de Bayón, evangeliza, se ocupa de las misas y las oraciones de los peregrinos, y organiza los rosarios dominicales. "Doy gracias al Señor porque tengo una discapacidad, pero sigo teniendo dos brazos, dos piernas, puedo caminar, hablar, rezar". Y reza "por los pobres, porque la Iglesia está llena de pobres... pobres de corazón".

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