Esta es la farmacia con medicamentos exclusivos, libre de impuestos y con un historial de clientes muy selecto
El establecimiento fue fundado en 1874 por los monjes de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios

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La farmacia del Vaticano, oficialmente conocida como 'Farmacia Vaticana', es una de las más antiguas y singulares del mundo. Fundada en 1874 por los monjes de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios, nació con la misión de proporcionar medicamentos a los miembros de la Santa Sede y a quienes vivían dentro de los muros del Estado más pequeño del mundo.
Ubicada detrás de la columnata de la Plaza de San Pedro, junto al Palacio del Gobernatorato, la botica está gestionada por los propios monjes de la Orden Hospitalaria, en colaboración con personal seglar y profesionales del sector sanitario.

Se calcula que atiende a más de dos mil personas al día, una cifra notable considerando el reducido tamaño de la población vaticana. Aunque su misión original era atender exclusivamente al clero y a los residentes del Vaticano, hoy también puede prestar servicio a personas autorizadas, como diplomáticos, empleados de la Santa Sede y a sus familiares.
Medicamentos exclusivos y productos difíciles de encontrar
Uno de los principales atractivos de la 'Farmacia Vaticana' es su capacidad para distribuir productos que no se comercializan habitualmente en Italia. Esto se debe a que, como Estado independiente, el Vaticano tiene la posibilidad de importar medicamentos de otros países sin pasar por los mismos procesos regulatorios que rigen en el sistema sanitario italiano. Por ello, se pueden encontrar allí fármacos de origen estadounidense, alemán, suizo o francés que aún no han sido aprobados por la Agencia Italiana del Medicamento.
Entre sus más de 40.000 referencias activas, figuran medicamentos innovadores, fórmulas magistrales preparadas directamente por los farmacéuticos del establecimiento y productos fitoterapéuticos para sanar los malestares. También dispone de artículos de dermocosmética, productos naturales, suplementos alimenticios y equipos médicos de última generación.

La farmacia cuenta además con un moderno laboratorio en el que se elaboran medicamentos personalizados, algo que la asemeja a las antiguas boticas monásticas. La tradición de los hermanos hospitalarios en la preparación de fórmulas magistrales sigue viva gracias a esta vertiente artesanal del oficio farmacéutico, que combina tecnología actual con siglos de experiencia monástica en el cuidado de la salud.
La farmacia que atiende las necesidades médicas de los pontífices
La 'Farmacia Vaticana' no solo da servicio a empleados y residentes, sino que también ha sido la encargada de atender las necesidades médicas de los pontífices.
Aunque los papas cuentan con un equipo médico propio y con asistencia sanitaria personalizada, es habitual que algunos de sus medicamentos se dispensen desde esta farmacia. Existen registros que documentan el uso frecuente de la farmacia por parte de pontífices como Pío XII, Juan Pablo II o Benedicto XVI.

En su interior trabajan más de sesenta personas entre religiosos, farmacéuticos civiles, técnicos de laboratorio y administrativos. Además, recientemente ha incorporado sistemas de robotización para la gestión de productos, mejorando la eficiencia y reduciendo el margen de error.
Otra peculiaridad notable es que esta farmacia está libre de impuestos, lo que se traduce en precios algo más bajos en algunos productos. Este factor, junto con la posibilidad de adquirir medicamentos difíciles de encontrar, ha contribuido a su fama más allá de las fronteras vaticanas.