El cardenal Battista Re destaca que Francisco fue un Papa que abrazó al mundo hasta el último suspiro: "Amó a sus ovejas hasta dar por ellas su propia vida"
Ante unas 200.000 personas que se han congregado en la Plaza de San Pedro para dar el último adiós a Francisco, el Pontífice ha sido recordado como un Pontífice que nunca cesó "de alzar su voz implorando la paz" y por dedicarse a "los últimos de la Tierra" como los pobres y los migrantes

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La Plaza de San Pedro, tantas veces testigo de grandes momentos del Pontificado de Francisco, ha acogido este sábado a unos 200.000 fieles llegados de todos los rincones del mundo para despedir a Jorge Mario Bergoglio.
Poco después de las 10h los 'sediarios' de la Santa Sede trasladaban a hombros el féretro con los restos mortales del Papa Francisco a la Plaza de San Pedro para dar comienzo al funeral, en un ambiente de silencio sobrecogedor, un momento de oración mientras los cardenales hacían pasillo en el interior del templo al paso del cuerpo del Pontífice.

El cardenal Giovanni Battista Re, decano del Colegio Cardenalicio, ha presidido la solemne misa de exequias con palabras que conmovieron a una multitud doliente, pero firme en la fe que predicó Francisco: la certeza de que la muerte no es el final, sino el tránsito a la "casa del Padre".
"Estamos reunidos en torno a sus restos mortales con el corazón triste, pero sostenidos por las certezas de la fe", ha comenzado la homilía el cardenal Re, evocando inmediatamente la figura de un Papa que, incluso en sus últimos momentos marcados por la enfermedad, no dejó de testimoniar con gestos y palabras su amor incondicional a Dios y a la humanidad.
El último gesto de amor
El cardenal ha evocado con emoción la última imagen pública del Papa, que permanece grabada en los corazones de los fieles: "La última imagen, que permanecerá en nuestros ojos y en nuestro corazón, es la del pasado domingo, solemnidad de Pascua, cuando el Papa Francisco, a pesar de los graves problemas de salud, quiso impartirnos la bendición desde el balcón de la Basílica de San Pedro".

Papa Francisco
El cardenal Battista Re subrayó el profundo significado de ese gesto: "Eligió recorrer el camino de entrega hasta el último día de su vida terrenal siguiendo las huellas de su Señor, el buen Pastor, que amó a sus ovejas hasta dar por ellas su propia vida".
La gran misión: "Apacienta mis ovejas"
Tomando como hilo conductor el Evangelio proclamado en la liturgia, en el que Jesús pregunta a Pedro '¿Me amas más que estos?', el cardenal ha explicado que esta fue la vocación de Francisco desde el primer día de su pontificado.
"Será esta la tarea constante de Pedro y de sus sucesores, un servicio de amor a imagen de Cristo", reflexionó, añadiendo que Francisco "respondió a esa llamada con fuerza y serenidad, cercano a su rebaño, recordando que 'la felicidad está más en dar que en recibir".

Felipe VI
Francisco, el Papa de la cercanía
Al evocar la elección de Jorge Mario Bergoglio como sucesor de Pedro en 2013, el cardenal Battista Re ha resaltado que ya entonces su espíritu quedó claro al elegir el nombre de Francisco: "La decisión de tomar por nombre Francisco pareció de inmediato una elección programática y de estilo con la que quiso proyectar su pontificado".
El cardenal ha descrito a Jorge Mario Bergoglio como "un Papa en medio de la gente, con el corazón abierto hacia todos", que "estableció un contacto directo con las personas y con los pueblos, deseoso de estar cerca de todos, con especial atención hacia las personas en dificultad".
En este sentido, ha puesto el acento en "su temperamento y su forma de guía pastoral, marcados por la espontaneidad y una gran sensibilidad humana".
Un lenguaje que iluminaba los problemas del mundo
Con un lenguaje rico en imágenes, Francisco supo transmitir el Evangelio a un mundo en transformación, siendo otro de los puntos que en la homilía ha manifestado el decano del Colegio Cardenalicio.
"Con su vocabulario característico y su lenguaje lleno de metáforas, siempre buscó iluminar con la sabiduría del Evangelio los problemas de nuestro tiempo", ha remarcado, al tiempo que señalaba la intención de Bergoglio de animar a los fieles “a vivir como cristianos los desafíos y contradicciones de estos años de cambio, que él solía calificar como 'cambio de época'".
Esta capacidad de acercarse a todos, incluso a quienes se sentían alejados de la Iglesia, afirma Battista Re, fue una constante de su Pontificado: "Tenía una manera informal de dirigirse a todos, incluso a las personas alejadas de la Iglesia".

Una Iglesia de puertas abiertas
El cardenal también ha puesto de relieve la labor de Francisco por transmitir una imagen de la Iglesia como refugio para todos los necesitados. "La Iglesia es una casa para todos; una casa de puertas siempre abiertas", puntualizando que el Pontífice argentino quería una Iglesia que fuera “"un hospital de campaña después de una batalla, dispuesta a inclinarse ante cada persona, más allá de todo credo o condición, sanando sus heridas".
Esta visión pastoral, ha comentado el cardenal Battista Re, se pone de manifesto en innumerables gestos a favor de los más pobres, migrantes y desplazados: "Innumerables son sus gestos y exhortaciones a favor de los refugiados y desplazados. También fue constante su insistencia en actuar a favor de los pobres".
Francisco en las periferias del mundo
Entre los momentos más simbólicos de su Pontificado, el cardenal Battista Re destacó los viajes apostólicos, especialmente aquellos a los lugares más olvidados del planeta: "Con la Visita Apostólica de 2024 a cuatro países de Asia-Oceanía, el Papa alcanzó la periferia más periférica del mundo'".
Asimismo, ha recordado que su primer viaje fue a Lampedusa, isla símbolo del drama de la migración, y que desafió todos los riesgos para viajar a Irak en 2021, "un bálsamo sobre las heridas abiertas de la población iraquí", y un gesto poderoso a favor del diálogo interreligioso.

La misericordia: corazón de su misión
En el centro de su Pontificado ha estado siempre la misericordia, ha continuado argumentando con fuerza el cardenal: "El Papa Francisco siempre puso en el centro el Evangelio de la misericordia, resaltando constantemente que Dios no se cansa de perdonarnos".
El Jubileo Extraordinario de la Misericordia fue a su juicio su gran hito en este sentido, porque, en palabras del Decano del Colegio Cardenalicio, "la misericordia es el corazón del Evangelio".
Para Francisco, frente a una "cultura del descarte", era urgente proponer "la cultura del encuentro y de la solidaridad".
Voz incansable por la paz
En un mundo desgarrado por las guerras, Francisco alzó su voz de forma incansable, como también ha hecho hincapié Giovanni Battista Re: "Frente al estallido de tantas guerras en estos años, con horrores inhumanos e innumerables muertos y destrucciones, el Papa Francisco elevó incesantemente su voz implorando la paz".
Y es que como recuerda el cardenal, Jorge Mario Bergoglio repetía con insistencia que “la guerra no es más que muerte de personas, destrucción de casas, hospitales y escuelas". Por eso, su consigna, recordó Re, era clara: "Construir puentes y no muros".
Un legado que sigue vivo
La alocución finalizaba con una emotiva plegaria, mientras el cardenal dirigía una última súplica al querido Papa Francisco: "Ahora te pedimos a ti que reces por nosotros y que desde el cielo bendigas a la Iglesia, bendigas a Roma, bendigas al mundo entero".
Así, con el eco de sus últimas palabras desde el balcón de San Pedro aún en la memoria colectiva, la Iglesia y el mundo se despidieron de Francisco, el Papa que puso el amor, la misericordia y la fraternidad en el centro de su misión apostólica.