Con el plan de Trump para Ucrania de fondo, el Papa explica lo que debe suponer la paz: "tomar posición cuando se pisotea la dignidad humana"

El Papa quiso recordar lo que supone el compromiso católico con la paz, mientras Estados Unidos, Rusia, Ucrania y Europa buscan una salida de la guerra

Pendientes de la paz en España

Pendientes de la paz en Ucrania

Rodrigo Simón Rey

Madrid - Publicado el - Actualizado

4 min lectura

Tomar posición, no ponerse de perfil ante la injusticia, aun más, rebelarse contra ella, asumiendo hasta las peores de las consecuencias, es el legado que nos dejan los santos de nuestra Iglesia Católica. Ante la injusticia, solo vale posicionarse de parte de la dignidad humana, es lo que dice el Papa, que además utiliza el ejemplo de una compatriota suya, la norteamericana Dorothy Day, conversa al catolicismo y dedicada en cuerpo y alma a servir a los más desfavorecidos. En uno de los momentos más delicados de la Historia estadounidense, tras el crack del 29, fundó el Movimiento Católico de trabajadores, comenzó a editar un periódico llamado El Trabajador Católico y, como periodista y activista, informaba sobre el delicadísimo momento laboral que vivía su país con millones de parados en aquel momento.

“La paz que Jesús trae es como un fuego y nos exige mucho. Nos pide, sobre todo, que tomemos posición. Ante las injusticias, las desigualdades, donde se pisotea la dignidad humana, donde se silencia a los más frágiles: tomar posición. Esperar es tomar posición. Esperar es comprender en el corazón y demostrar con hechos que las cosas no deben seguir como antes. También este es el fuego bueno del Evangelio.” Aseguró el Papa

Gaza, Ucrania y la paz

La tregua de Gaza, entre incumplimientos, entre injusticias y entre opresiones que se mantienen desde hace demasiados años como para acabar de un día para otra, se mantiene, frágil, pero se mantiene. Llamarla paz, quizás es demasiado ambicioso, precisamente por esa lectura que hace el Papa de la paz que nos trae Jesucristo, si la paz es exigente, debemos exigirnos no olvidarnos de ese territorio, por mucho que ahora reine una calma tensa mucho mejor que lo que ha sucedido durante los últimos 24 meses. El presidente norteamericano Donald Trump se puso la medalla por conseguir intermediar entre Israel y Hamás para acabar, por ahora, con el conflicto desatado. Ahora, busca hacer lo mismo entre Ucrania y Rusia.

El presidente estadounidense Donald Trump

EFE

El presidente estadounidense Donald Trump

Si en la Guerra de Gaza, para el desarrollo del acuerdo, fue clave la situación desesperada de los gazatíes, que presionaba a Hamás para tratar de conseguir que la guerra se detenga; Trump busca dibujar una situación similar entre Rusia y Ucrania para volver a colocarse la medalla. Sin embargo, es difícil convencer de que la situación es lo suficientemente desesperada para Ucrania como para hacer todas las concesiones que el presidente estadounidense le pide hacer a Zelenski.

Si Rusia gana o pierde, depende de la perspectiva con la que se vea esta guerra. Si se lee desde la perspectiva de que Rusia planeaba conquistar la totalidad de Ucrania en apenas unos días, hacer colapsar el gobierno de Zelenski e instaurar un régimen favorable en el país, es evidente que Rusia está muy lejos de conseguirlo. Si se lee desde la perspectiva de que Rusia ha conseguido quitarle terreno en el disputado Donbás a Ucrania, que avanza, poco a poco y pese a alguna contraofensiva exitosa ucraniana, en ese frente y que ha conseguido consolidar su control sobre Crimea, pues podríamos considerar que Rusia tiene una situación dominante sobre el país de Zelenski.

Sin duda, Ucrania es más débil que Rusia, pero ojo, Rusia también ha mostrado muchas debilidades, especialmente ante la hipotética capacidad de la OTAN de hacer frente a la amenaza de Moscú. La guerra no está enquistada desde hace tanto tiempo por casualidad, Ucrania se mantiene firme, resiste al invasor, en gran parte, gracias a la ayuda militar que recibe de Europa y Estados Unidos. Pintar la situación como desesperada es exagerado, sobre todo cuando Ucrania está siendo capaz de golpear a Rusia en el propio territorio ruso. La única amenaza que podría hacer claudicar, porque no nos engañemos, el plan de Trump es una claudicación ante Putin, a Ucrania, sería una interrupción total de la ayuda norteamericana, algo que no parece muy factible ni beneficioso para la industria militar estadounidense, ahora que, más que nunca, Europa parece dispuesta a financiar los recursos que se van a enviar a Ucrania

Una propuesta ¿de paz?

Que Ucrania reduzca su ejército en un 60%, que cedan Lugansk y Donetsk a Rusia, más allá de lo que ya ocupan las tropas de Putin, reducir su capacidad armamentística, privándoles de misiles de largo alcance que puedan amenazar a Moscú o San Petersburgo, evitar la presencia de la OTAN en el país (gran anhelo de Putin) y que Ucrania asuma una posición neutral permanentemente, reconocer el ruso como idioma oficial, son algunas de las concesiones que propone el plan de Trump. A cambio los rusos se desharían de las sanciones que han arrinconado y debilitado su economía durante los últimos años, podrían volver a su posición como potencia relevante a nivel mundial con un hueco en el G-8. La única concesión que hace Rusia es la de los raquíticos territorios que mantiene en Zaporizyia y que los fondos congelados se dediquen en parte a la reparación, pero que otra parte sea gestionada conjuntamente por Estados Unidos y Rusia.

Pero estos 909 días sin fútbol en el Camp Nou han sido básicamente una época de conflictos

COLLECTION CHRISTOPHEL / Cordon Press

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Si Jesucristo nos llama a fomentar la paz, posicionándonos a favor del injustamente tratado, la propuesta de paz de Trump, parece ir por el lado contrario. El agraviado es Ucrania, el que inició la invasión es Rusia, fomentar un plan que premia al opresor, no es luchar por la paz, al menos no de la manera que nos llama a seguir Jesús.

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