La ONU reconoce el trabajo de los misioneros salesianos por la producción de mascarillas durante la pandemia

Las autoridades del asentamiento están estudiando nuevas propuestas de actividades de generación de ingresos para los refugiados como confeccionar uniformes para las escuelas

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La producción y el reparto de más de 24.000 mascarillas en el asentamiento de refugiados de Palabek, en el norte de Uganda, le han valido a los misioneros salesianos el reconocimiento por parte de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR). El simbólico diploma pone más en valor aún el trabajo de los Salesianos en medio de los refugiados durante la pandemia, cuando las ONG se han marchado y los han dejado solos con 56.000 personas que han huido de la guerra de Sudán del Sur.

Antes de que se conociera el coronavirus las condiciones de vida en Palabek no eran fáciles: el reparto de comida era escaso y había dificultades para acceder al agua potable. Con la llegada de la pandemia todo se complicó aún más. Se redujo un 30% la cantidad de comida que les entregan una vez al mes; se suspendieron las clases y las actividades y comenzaron a aparecer episodios de violencia, alcoholismo y embarazos adolescentes.

Los misioneros salesianos se quedaron solos desde marzo en un confinamiento que era muy difícil de cumplir. Con una extensión de 400 kilómetros cuadrados de acción y más de 25.000 niños y niñas que atender, el objetivo siempre fue realizar acciones concretas para ayudar a los refugiados.

La Escuela Técnica Don Bosco, inaugurada en enero de 2019, siguió funcionando gracias al proyecto de confección de mascarillas. Aunque con unos recursos materiales muy limitados, algunas jóvenes voluntarias del taller de costura comenzaron a fabricar mascarillas. Entre ellas se encontraba Gladys, una de las protagonistas del documental "Palabek. Refugio de esperanza".

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El asentamiento de refugiados de Palabek fue pionero en Uganda en la confección de mascarillas

Más de 10.000 mascarillas se repartieron en los primeros meses a la población refugiada y al personal administrativo del asentamiento. El ministro de Uganda para los Refugiados, Hilary Onek, visitó en julio el asentamiento y alabó el proyecto en medio de la emergencia. “El Centro Don Bosco ha sido pionero en la producción de mascarillas y muy innovador no sólo en el asentamiento, sino en toda la nación”, aseguró.

Los misioneros salesianos se volcaron con esta iniciativa y con otras para ayudar a la población: reparto de semillas, de productos de higiene, ropa…. “Hemos tenido que volver a empezar casi de cero en Palabek”, recuerda el misionero salesiano Ubaldino Andrade.

El trabajo durante los últimos meses permitió poner en marcha, con ACNUR, elProyecto Mascarillas para los Refugiados y la Comunidad de Acogida. La Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados ha reconocido, con la entrega de un diploma, el trabajo pionero de los misioneros salesianos en el asentamiento y en el país para confeccionar más de 24.000 mascarillas.

Las autoridades del asentamiento están estudiando con los misioneros salesianos nuevas propuestas de actividades de generación de ingresos para los refugiados. El éxito para la comunidad refugiada de la producción de mascarillas puede ser el primer paso para confeccionar uniformes para las escuelas y otras actividades basadas en la agricultura.

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