El mensaje de esperanza del obispo tras el incendio de la parroquia en Chile: "Podemos reconstruir la iglesia"

El obispo local tiene claro que "en esta prueba la comunidad cristiana local se ha visto fortalecida en la fe. Ahora viene la etapa desafiante, no exenta de dificultades"

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El pasado 10 de enero, se incendió por completo la parroquia de San Sebastián de Curarrehue en Chile, una iglesia construida en 1953 por mons. Francisco Valdés, obispo que realizó un incansable trabajo de evangelización en el sur del país y fue además promotor de la paz y consiguió evitar la guerra por el Canal Beagle entre Chile y Argentina en los años 80.

Las llamas consumieron por completo la iglesia y su estructura de madera. Las causas del siniestro todavía se encuentran en investigación. Tras su destrucción, el obispo de la diócesis local, mons. Francisco Stegmeier, manifestó que se puede “reconstruir el templo porque la comunidad cristiana se mantiene viva”.

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El pasado martes, 11 de enero, el obispo enviaba una carta a los feligreses expresando su “dolor e impotencia ante lo sucedido, contemplar cómo en pocos minutos queda reducido a cenizas el esfuerzo de una comunidad cristiana que con fe, esperanza y amor han elevado un templo a la gloria de Dios. Casi 60 años de historia se consumen en un instante”.

El obispo recordó además que detrás de la historia de la iglesia, “está el recuerdo de su constructor, P. Francisco Valdés Subercaseaux, la belleza de su arquitectura y toda una vida de comunión de hermanos en Cristo”. Justamente por eso, dice el obispo “comprendemos el dolor y las lágrimas de los fieles y de los habitantes de Curarrehue. Además, muchas personas de distintos lugares de Chile han expresado su apoyo, su oración y también su disposición a ayudar a la reconstrucción del templo”.



El obispo local aseguró que se puede reconstruir el templo “porque la comunidad cristiana se mantiene viva. Y estoy convencido que en esta prueba ella se ha visto fortalecida en la fe. Ahora viene la etapa desafiante, no exenta de dificultades, pero hermosa de levantar de nuevo la Casa de Dios y de sus hijos”.

Mons. Stegmeier alentó a seguir confiando en el Señor, “que se ha dignado visitarnos en este incendio” y ha pedido la gracia “de ser signos de fe en su Providencia, de esperanza en sus promesas y de amor a Él y a los hermanos”.

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