El P. Marcin Prokopek relata cómo acoge la Iglesia a los refugiados de Ucrania: "¿Cómo explicar tanto dolor?"

Más de un millón de ucranianos han huido a Polonia de la guerra. Instituciones como Cáritas les ofrecen cobijo, comida y medicamentos o ayuda psicológica: "Les damos esperanza"

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Polonia es el destino de buena parte de los ucranianos que huyen de su país como consecuencia de la guerra. Se estima que más de un millón de refugiados han llegado al estado centroeuropeo.

Una realidad que también ha sido criticada por diversos sectores, ya que en anteriores crisis migratorias el Gobierno polaco se mostró férreo a la hora de acoger a inmigrantes procedentes de África u Oriente Medio.Estaríamos por tanto ante una doble vara de medir por parte de Polonia, más proclive a la acogida según el país de origen.

En cualquier caso, el pueblo polaco se está volcando con los refugiados que llegan de Ucrania huyendo del horror. La Iglesia no es menos en este proceso de acogida, tal y como ha explicado en Ecclesia el Padre Marcin Prokopek, sacerdote perteneciente a Legionarios de Cristo.

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El religioso, residente en Cracovia, ha explicado las ayudas que están proporcionando a quienes llegan a la frontera: “Muchos de los que han llegado a Polonia se quedan porque la cultura y el idioma son parecidos. Les estamos dando lo necesario: comida, medicinas, un lugar de hospedaje y sobre todo la seguridad. Es mucho para ellos. En Cracovia hay lugares para hospedar a los refugiados”, ha precisado el sacerdote.

El Padre Marcin Prokopek ha comentado que Cáritas en Polonia cuenta con una estructura sólida que le permite atender a buena parte de la demanda, al disponer de almacenes con comida, ropa, medicinas o vendajes: “Tiene también una base de datos de personas que ofrecen sus casas como lugar de hospedaje a los refugiados. Ofrece ayuda psicológica para personas que están traumatizadas por la guerra. También en Cracocia, otras instituciones y movimientos eclesiásticos ofrecen ayuda para que los refugiados puedan comer gratis o acogerles en casas religiosas”.

Preguntado si esperaba este movimiento solidario del pueblo polaco dada la actitud del Gobierno del país en anteriores conflictos que generaron masivos flujos migratorios, el sacerdote asegura no sentirse sorprendido.

“Como país hemos pasado por momentos difíciles en la historia, y nuestros padres nos transmitieron que hay que ayudar a la persona que pasa por tiempos difíciles, sobre todo si huye de su patria por la guerra. Lo tenemos claro”, subraya.

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Desde España la ola de solidaridad también está siendo digna de mención. En este sentido, Marcin Prokopek recomienda a quienes estén interesados en arrimar el hombro, apoyar a instituciones como Cáritas que cuentan con estructuras profesionales, voluntarios o contactos: En la web de Cáritas hay una lista de bienes materiales que necesitan actualmente los refugiados, además de mandarles dinero”.

Las imágenes que nos está dejando esta guerra que cumple dos semanas son bárbaras y cargadas de dolor. Por ejemplo, a mujeres huyendo de Ucrania con sus hijos pequeños a cuestas. En estas circunstancias, transmitir un mensaje de esperanza se antoja difícil.

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“Este sábado mientras viajaba a Cracovia vi coches con placas ucranianas cubiertos de polvo con mujeres conduciendo y los niños dentro. ¿Cómo explicar tanto dolor? El sufrimiento humano es un misterio. Para los cristianos es una oportunidad para poner en práctica la fe, hacer lo que nos enseñaba Cristo. Enviar un mensaje de esperanza se hace con el lenguaje de amor, acogerles y ayudarles a superarlo. Todas las guerras se acaban, y esperamos que esta acabe rápido”, relata en Ecclesia el Padre Marcin Prokopek.

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