La Iglesia de Irak alerta que la guerra en Ucrania afecta a la red caritativa para cristianos de Oriente Medio

El patriarca de la Iglesia Caldea asegura que la caída en las ayudas está propiciando el éxodo de cristianos, ya que las organizaciones benéficas centran sus esfuerzos en Ucrania

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El patriarca de la Iglesia Caldea, el iraquí Louis Raphael Sako, ha advertido que la crisis económica provocada por la invasión de Rusia a Ucrania,está afectando a la red de obras caritativas y sociales que realizan las iglesias de Oriente Medio. Un problema que, asegura el patriarca, está propiciando el éxodo de cristianos.

Louis Raphael Sako ha explicado que esta situación tiene un impacto negativo en el estado económico de la Iglesia en Irak, Siria y Líbano, donde toda la población se ve afectada por el desempleo, la pobreza o las limitaciones en los servicios de agua y electricidad: “Los recursos económicos de las diócesis son limitados. Las organizaciones benéficas que nos ayudaron ahora centran sus esfuerzos en Ucrania. Las donaciones y las colectas son muy reducidas, las ofrendas no llegan, los alquileres de los edificios, ya de por sí muy bajos, no se pagan con regularidad... Incluso los alumnos de nuestras escuelas tienen dificultades para pagar las cuotas por lo que los cristianos están solicitando quedar exentos”, ha indicado el patriarca caldeo.

El patriarca Sako reconoció que también el patrimonio económico de las instituciones eclesiales sigue basado en los bienes inmuebles y se preguntó si no ha llegado el momento de empezar a vender esos bienes para hacer frente a las nuevas emergencias que plantean estos tiempos difíciles. El cardenal recordó que ya en el Sínodo anual de 2021 se dispuso la creación de un “fondo común caldeo” como una herramienta para abordar las necesidades crecientes y las situaciones de crisis que afronta cada diócesis.

En su discurso, Sako se alejó de la tentación de hacer depender la continuidad de la presencia cristiana en Oriente Medio de soluciones coyunturales técnicas. Dirigiéndose a sus compañeros obispos, el Patriarca recordó la llamada común a “llevar nuestra responsabilidad eclesial, humana y nacional con el espíritu de Cristo y con sus sentimientos”, vocación que solo puede ser alimentada por una “relación viva y apasionada con Cristo, Aquel a quien hemos sido consagrados como Él mismo se consagró”.

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