EE.UU.: El arzobispo de San Francisco no permitirá que la presidenta del Congreso comulgue en su diócesis

Salvatore Cordileone dice que Nancy Pelosi debe repudiar antes públicamente su «apoyo al derecho al aborto» y ser absuelta en confesión

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El arzobispo de San Francisco ha comunicado formalmente a la presidenta de la Cámara de Representantes del Congreso de los Estados Unidos, Nancy Pelosi, que en adelante no podrá comulgar en su archidiócesis debido a su defensa y colaboración con el mal del aborto. Pelosi, de 82 años, representante demócrata por el Estado de California, es católica y feligresa de esa diócesis aunque reside la mayor parte del tiempo en Washington.

«Como no ha repudiado públicamente su posición sobre el aborto y continúa refiriéndose a su fe católica para justificar su posición y recibir la Sagrada Comunión, (…) por medio de esta comunicación le notifico que no debe presentarse para la Sagrada Comunión y, si lo hace, no debe ser admitida a la Sagrada Comunión, hasta el momento en que repudie públicamente su defensa de la legitimidad del aborto y confiese y reciba la absolución de este pecado grave en el sacramento de la Penitencia», escribe Saltatore Cordileone en una carta que fue dada a conocer a la opinión pública este 19 de mayo. El arzobispo le informa en ella de que en una misiva anterior, del 7 de abril, ya le advirtió que si no manifestaba dicho repudio «o no se abstenía de referirse a su fe católica en público y recibir la Sagrada Comunión», no le quedaría «más remedio» que adoptar esta medida. La notificación menciona expresamente su actuación legislativa desde el pasado mes de septiembre.

«Un legislador católico que apoya el aborto procurado después de conocer la enseñanza de la Iglesia —recuerda— comete un pecado manifiestamente grave que es motivo de gravísimo escándalo para los demás. Por lo tanto, la ley universal de la Iglesia establece que tales personas “no deben ser admitidas a la Sagrada Comunión”».

Cartas a los fieles y a los sacerdotes

El arzobispo californiano ha escrito paralelamente otras dos cartas —a los fieles de la diócesis y a los sacerdotes— en las que detalla su decisión. En la primera misiva, afirma que lleva «muchos años» luchando «en conciencia» con el «problema» que supone que algunos políticos católicos como Pelosi, «miembro de nuestra archidiócesis», apoyen vivamente un supuesto derecho al aborto. Les explica asimismo que antes de excluirla ha realizado «esfuerzos sinceros y diligentes de diálogo y persuasión» que han resultado infructuosos. «Desafortunadamente la posición de la presidenta Pelosi sobre el aborto se ha vuelto más extrema a lo largo de los años, especialmente en los últimos meses», recalca antes de dejar constancia de que la decisión adoptada no tiene nada que ver con la política. «No encuentro placer alguno en cumplir con mi deber pastoral aquí. La presidenta Pelosi sigue siendo nuestra hermana en Cristo. Su defensa del cuidado de los pobres y vulnerables provoca mi admiración. Les aseguro que mi acción aquí es puramente pastoral, no política».

La carta a los sacerdotes, por su parte, enumera todos los intentos que ha hecho desde septiembre para hacerle llegar «consejo pastoral», asegurando que «no hay nada más que se pueda hacer en este momento» para ayudarla a comprender la gravedad del mal que está causando. El arzobispo deja claro, no obstante, que su decisión no es «una sanción» o «una pena», sino «una declaración de hecho». «Una sanción (…) como la excomunión tiene su propio proceso particular y razones para ser aplicada. Esto es bastante distinto de la aplicación del canon 915».

Cordileone dice que solo está aplicando las enseñanzas de la Iglesia y niega que esté utilizando la Eucaristía como «arma» política, como le reprochan algunos, aduciendo, por otro lado, que también se puede «tomar la Sagrada Comunión con un propósito político». Asegura, por último, que su decisión es «fruto de años de oración, ayuno y consulta con un amplio espectro de líderes de la Iglesia», y que está «en paz con mi conciencia».

Fragor político

La notificación a la presidenta del Congreso se produce cuando el país está en plena convulsión social y política tras la filtración el pasado 2 de mayo de un documento de trabajo de la Corte Suprema que anticipaba la revocación de la protección constitucional de que goza el derecho al aborto en el país desde 1973, a raíz de la sentencia Roe vs Wade.

Pelosi ha estado encabezando la defensa de la Ley de Protección de la Salud de la Mujer, o HR 3755, que la Cámara del Congreso aprobó el pasado 24 de septiembre por 218 votos a favor y 211 en contra. Se trata de un proyecto que buscaba proteger el derecho al aborto en todos los Estados bajo la ley federal y que fue impulsado precisamente ante el temor a una decisión desfavorable de la Corte Suprema. Este 11 de mayo la Ley no logró prosperar en el Senado, siendo rechazada por estrechísimo margen: 51 votos contra 49.

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Documento sobre la Eucaristía

Pelosi fue recibida el pasado mes de octubre por el Papa Francisco en el Vaticano. Fue un encuentro privado y por tanto no hubo comunicado oficial del mismo, aunque sí quedó constancia gráfica.

La reunión se produjo un mes antes de que la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos (USCCB) aprobara su esperada declaración sobre la Eucaristía. El documento «Misterio de la Eucaristía en la vida de la Iglesia» recibió un apoyo casi unánime de la Plenaria —222 votos a favor, ocho en contra y tres abstenciones—, pero no fue el texto condenatorio que propugnaban sus principales patrocinadores. De hecho, en sus casi 30 páginas no se menciona la prohibición de la comunión a los políticos católicos pro-aborto ni se menciona explícitamente este. Ante la gran división existente, la Congregación para la Doctrina de la Fe intervino para subrayar que el documento que se elaborase debía ir dirigido a todos los fieles, y no solo a los políticos. El prefecto, el cardenal Ladaria, remarcó también que el cristiano practicante, a la hora de comulgar, debía analizar su vida a la luz de «todo el Evangelio», y no solo de una parte. «Sería engañoso si la declaración diera la impresión de que el aborto y la eutanasia constituyen por sí solos las únicas cuestiones graves de la enseñanza moral y social católica que requieren la intervención de la Iglesia», indicó el purpurado mallorquín al presidente de la USCCB y arzobispo de Los Ángeles, José Horacio Gómez.

La decisión sobre la recepción de la comunión sigue siendo competencia de cada obispo. El arzobispo de Washington, cardenal Wilton Gregory, anticipó entonces que el presidente Biden, católico y a favor del aborto también, podría seguir recibiendo el sacramento de la Eucaristía en su sede. El Papa Francisco ha recordado en el pasado que «la comunión no es un premio para los perfectos».


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