Acoso y amenazas a punta de pistola: el calvario de una familia paquistaní que huyó a España por odio a la fe

El matrimonio de Martha y David llevaban una vida confortable en Pakistán, pero su fe cada vez estaba más amenazada. Finalmente optaron por huir a España hace tres años

Tiempo de lectura: 2’

El matrimonio de Martha y David fue perseguido por pertenecer a la comunicad cristiana en su país natal, en Pakistán. En el encuentro de oración 'la Noche de los Testigos', organizado en la Catedral de la Almudena de Madrid por Ayuda a la Iglesia Necesitada, ambos compartieron su testimonio de fe.

Martha y David explicaron que llevaban una buena vida en Pakistán, pero su fe cada día estaba más amenazada. Al final tuvieron que elegir, y optaron por no renunciar a su fe y dejar a un lado todo lo demás.

No obstante, esta persecución religiosa hizo que la pareja tomase decisiones dolorosas, como renunciar a que sus hijos tuviesen un nombre cristiano como es el caso del matrimonio: “Así evitamos problemas”, relata Martha.

La familia tuvo que afrontar las amenazas de muerte, las falsas acusaciones de blasfemia contra el islam y las presiones que recibieron para convertirse a la fe musulmana: “Yo era activista de una ONG de derechos humanos y mi esposo tenía un puesto alto en una empresa. Sus compañeros musulmanes estaban celosos, no les gustaba que un cristiano fuera su jefe”, explicó la mujer.


Pese a las denuncias constantes por las amenazas que recibía David en el trabajo, nadie les escuchaba: “Cuando en Pakistán se introdujo la ley de blasfemia, fue muy fácil para los musulmanes acusar a los cristianos. Esta ley se usa mucho para saldar cuentas personales, peleas, problemas financieros y de propiedad. A mí me acusaron de querer convertir a compañeras de trabajo al cristianismo”.

La blasfemia puede ser denunciada por cualquier musulmán sin necesidad de testigos o pruebas. Los castigos pueden ir desde la prisión hasta la condena a muerte.

Martha recordó que “a mi marido lo pararon en el coche a punta de pistolas diciéndole que dejara el trabajo o se convirtiera al islam. Nuestros hijos dejaron de ir a la escuela para evitar su secuestro. Estuvimos encerrados en casa varias semanas por miedo. Teníamos la esperanza de que Dios nos encontraría una salida de esta situación”.

Ante este clima de acoso que sufrían, el matrimonio optó por abandonar el país junto a sus hijos. Se trasladaron a España hace tres años. Son conscientes de que son unos privilegiados, ya que miles de cristianos son perseguidos en Pakistán, pero no pueden abandonar el país por falta de recursos económicos.

“Tuvimos la suerte de poder huir y estamos en un lugar seguro con libertad de expresión y de religión. Recen por los cristianos que se enfrentan a tiempos difíciles. Los cristianos tienen un problema real”, subrayó.

Religión