Se escapó de su matrimonio forzado, reconocida santa en vida y una "caridad profunda": conoce a Juana de la Cruz
El vicepostulador de la causa de Juana de la Cruz, Inocente García, ha compartido en 'Ecclesia al día' los detalles sobre la monja que ya es beata sin necesidad de un milagro
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El Papa Francisco ha autorizado la beatificación de Juana de la Cruz, una monja franciscana de Toledo del siglo XV que ya es reconocida como beata sin la necesidad de un milagro, en un proceso excepcional conocido como "beatificación equipollente". Juana de la Cruz fundó un monasterio en Cubas de la Sagra (Madrid) y dedicó su vida a la predicación y la evangelización.
El vicepostulador de la causa de Juana de la Cruz, Inocente García, ha compartido en 'Ecclesia al día' con Raquel Caldas los detalles sobre su vida y el proceso de beatificación: "Es una mujer de finales del siglo XV y principios del XVI. A los 15 años, vestida de varón, se escapó del matrimonio que le querían imponer y se refugió en el santuario de Santa María de la Cruz de Cubas".
Como ha explicado Inocente, Juana de la Cruz fe reconocida por su santidad ya en vida, y, tras su muerte, comenzó a ser objeto de culto, especialmente en el monasterio donde fue enterrada, que se convirtió en un importante lugar de peregrinación: "Ella fue la fundadora de ese lugar, que estaba muy empobrecido, y con la ayuda de Cardenal Cisneros lo transformó en un gran monasterio".
A pesar de su fama de santidad, el culto a Juana de la Cruz fue suspendido tras los decretos del Papa Urbano VIII tras el Concilio de Trento, y el proceso de beatificación se estancó durante siglos. Sin embargo, en las últimas décadas se ha logrado recuperar la documentación necesaria, incluidos sus sermones, que fueron hallados en la Biblioteca Nacional de España y en el Monasterio de El Escorial.
El vicepostulador ha destacado el esfuerzo realizado por varios investigadores, incluido Jesús Gómez, que se encargó de buscar documentación en diversas bibliotecas del mundo: "Es un trabajo de muchos años. Mi tesis doctoral en teología, centrada en los sermones de Juana, desbloqueó la causa y permitió que avanzara".
El anuncio de la beatificación ha sido recibido con gran alegría: "Para nosotros es una alegría muy grande. Ha sido el final de un largo camino. Juana tenía un gran amor a Jesucristo y vivió una caridad profunda con su comunidad. Su necesidad de evangelizar la llevó a predicar para fortalecer la fe de los sencillos".