El belenismo de Fray Conrado Estruch, capuchino valenciano

El belenismo de Fray Conrado Estruch, capuchino valenciano

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

3 min lectura

Por Antonio DIAZ TORTAJADA, Sacerdote-periodista

Unos 1.300 nacimientos elaborados con materiales de desecho formarán este año la exposición benéfica del fraile capuchino Conrado Estruch

La muestra, que este año cumple su 18 edición, será inaugurada el próximo 6 de diciembre por el arzobispo de Valencia, monseñor Carlos Osoro.

La exposición en la que colabora el grupo Amigos de San Antonio estará ubicada en el sótano del convento capuchino de San José en Valencia y permanecerá abierta hasta el 24 de diciembre

La característica de las obras de fray Conrado es la sencillez con la que se transmite "mucho más" y que la mayoría de los materiales usados sean regalados o reciclados

Se ha convertido ya en una tradición dentro de la tradición, Dieciocho años lleva este capuchino haciendo nacimientos en su convento para luego ayudar a los más necesitados.

Pero ¡ojo!, no los vende. Al monje le da grima este verbo. Fray Conrado entrega el belén y la gente, a cambio, da dinero. "Aquí no se vende nada", dice el religioso mientras un pobre entra en su portería-confesionario-

ultramarinos que tiene en Valencia, y se va con un par de euros en el bolsillo.

Juan Estruch comenzó a hacer estos belenes cuando era un niño. Le gustaba. Luego, al llegar a Valencia, los hacía para hoteles. Era un regalo de empresa y también iba por las casas montando sus representaciones en las vitrinas o en los aparadores. Pero un día le dijeron que eso que hacía para los hoteles estaría bien que se ampliara a más gente y que lo mostrara en el convento

Fray Conrado trabaja todo el año para sacar adelante su producción más solidaria. Aunque ya no está solo. Sus compañeras de la Asociación de Amigos de San Antonio le ayudan a hacer estos belenes tan sencillos como cargados de solidaridad. Él aprovecha cualquier momento para ponerse en faena y hasta sus vacaciones las emplea en su labor. Este año ha estado en Guadalajara. De allí se trajo material y belenes hechos en esos montes en los que pasa el agosto.

Por eso es muy normal que sus nacimientos se monten sobre piñas, probablemente es su ‘producto estrella’ o sobre una simple rama de pino. No puede ser más sencillo. "La sencillez es lo que más transmite", dice este hombre que ha aplicado su forma de vivir a sus belenes. Dice que en todo el año no se gasta ni un duro en cosas para si mismo y que todo lo que tiene es "lo que me dan", sostiene.

Y esa confianza plena es la que hace que las personas le entreguen sus donativos. "La gente sabe que todo lo que recogemos es para los más necesitados. Yo en qué me lo voy a gastar… ¿en emborracharme? no", suelta Conrado con su sonrisa contagiosa.

En ese momento dos señoras llegan a su despacho. Aunque la exposición no se abre hasta el próximo día 6 con la presencia del arzobispo Carlos Osoro la gente ya se está llevando sus nacimientos. O los tienen reservados. Las señoras se llevan tres piñas y dejan 40 euros que, con discreción, Conrado se mete en su hábito.

No sabe lo que recaudan con esta acción, pero es dinero. Sobre todo porque todo queda limpio para las acciones que realizan con niños de todo el mundo y con 200 familias de Valencia a las que mensualmente "el primer martes de cada mes caiga quien caiga", dice, les entrega comida. La mano de obra para hacer los belenes la pone él y las señoras a las que les ha enseñado a realizar sus piñas solidarias y el material normalmente es reciclado y las figuras se las regala gente o las propias empresas que las hacen.

Lo que tiene claro es que "de aquí nadie se va sin nada", dice. Los que van a pedir siempre tienen una moneda, un pastelito o una pieza de fruta y los que vienen a empaparse de la bondad de Conrado siempre se llevan su abrazo.

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