El obispo de Jaén se despide de Antonio Ceballos: "Un hombre auténticamente evangélico"

La catedral de Jaén ha acogido una Misa por el eterno descanso del obispo Emérito de Cádiz, antes de que sus restos fuesen trasladados a la capital gaditana donde será enterrado

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La catedral de Jaén ha acogido una Misa por el eterno descanso de Antonio Ceballos, obispo emérito de Cádiz y Ceuta fallecido este miércoles a los 87 años de edad, antes de que sus restos fuesen trasladados a Cádiz, donde este viernes se oficiará su entierro y reposarán sus restos.

El titular de la Iglesia jiennense, Sebastián Chico, ha presidido la celebración eucarística acompañado de alrededor de un centenar de sacerdotes diocesanos y otros llegados de la diócesis de Cádiz para concelebrar esta misa de sufragio por su alma.

A ella se han unido familiares directos de Antonio Ceballos, el alcalde de su localidad natal, Alcalá la Real, de donde es Hijo Predilecto, así como miembros de la Corporación local. El féretro, a los pies del presbiterio, estaba rodeado de numerosas coronas en recuerdo y agradecimiento a su vida de servicio pastoral.

En su homilía, el obispo de Jaén ha destacado que Ceballos Atienza ha dejado “una huella grande, una estela de entrega y servicio de su vida totalmente dedicada al proyecto de Dios”, y ha tenido un recuerdo para las Hermanitas de los Pobres, en cuya comunidad “D. Antonio ha vivido sus últimos años, sabiendo acoger con fortaleza y entrega esta última etapa de su vida, disponiéndose y preparándose para el encuentro definitivo con su Señor, Jesús Resucitado, el amor de su vida, por quien la entregó al servicio de sus hermanos”.

En su predicación, Sebastián Chicoha definido a Antonio Ceballos como “un hombre auténticamente evangélico”, para después hacer un recorrido por su vida como sacerdote desde que fuera ordenado en junio de 1962.

“Hombre de profunda oración, conocedor de los clásicos espirituales, estaba convencido de que sin oración no había apostolado fecundo. También ha sido un hombre pobre, de una austeridad extrema. Nunca tuvo vivienda propia, ha repartido los pocos bienes que tenía, como recuerdo, a las parroquias de su localidad natal, a Ciudad Rodrigo, Cádiz y Ceuta, y a algunas personas particulares. Y siempre sin hacer ostentación de su austeridad”, ha subrayado,

Para finalizar sus palabras, el prelado jiennense ha dado gracias a Dios por la vida de Don Antonio y ha pedido su intercesión por la Iglesia de Jaén: “Hoy, estimulados por la memoria y el ejemplo de D. Antonio, confiados en su intercesión, pedimos al Señor que nos conceda la gracia de servirle fielmente, con generosidad y fortaleza en este ministerio que El nos confió. Que el recuerdo de este hermano sacerdote que perteneció a nuestro presbiterio, y obispo de la Iglesia universal, que ahora nos ha dejado nos ayude también a nosotros, su presbiterio, a vivir nuestro ministerio y nuestro servicio al Pueblo de Dios con una entrega sincera, fiel, generosa, diligente y llena de esperanza”.

Uno de los cálices que se han utilizado en la mesa de altar fue el que Antonio Ceballos usó el día de su consagración episcopal, en 1988, y que antes de morir quiso donar a la Catedral de Jaén, en la que fue canónigo hasta su nombramiento episcopal.

Al concluir la celebración eucarística, el féretro ha sido portado por el Deán de las Catedrales, el Rector y antiguo Rector del Seminario y miembros del Consejo de Gobierno hasta el coche fúnebre, donde el obispo de Jaén ha pronunciado un último responso.

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