El obispo Antonio Algora se encuentra en situación muy crítica tras sufrir un fallo multiorgánico

El obispo emérito permanece desde varias semanas hospitalizado aquejado de una neumonía bilateral a causa de la covid-19

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El obispo emérito de Ciudad Real, Antonio Algora, se encuentra en situación muy crítica después de que en las últimas horas haya sufrido un fallo multiorgánico tras permanecer varias semanas hospitalizado.

Según ha informado la Diócesis de Ciudad Real en un comunicado de prensa, el equipo médico que está atendiendo a monseñor Algora ha advertido de la gravedad de la situación que sufre el obispo y ha señalado que se espera un fatal desenlace de manera inminente.

Antonio Algora ingresó en el Hospital 'La Paz', de Madrid, el pasado 20 de septiembre, aquejado de una neumonía bilateral a causa de la covid-19. Desde entonces, aunque ha habido algún momento de mejoría y de estabilización de su estado, no ha salido en ningún momento del estado de extrema gravedad.



Su vida pastoral

El obispo Antonio Algora es, desde marzo de 2020, miembro de la Comisión Episcopal de Pastoral Social y Promoción Humana. Nacido en La Vilueña (Zaragoza) el 2 de octubre de 1940, Algora reside en Madrid desde 2016, cuando dejó su cargo al frente de Ciudad Real, cuyo remplazo fue, por deseo del papa Francisco, Gerardo Melgar. Algora sucedió a Rafael Torija (1927-2019) como prelado de Ciudad Real y las órdenes militares en mayo de 2003 y cesó el 8 de abril de 2016, fecha desde la que sigue ejerciendo su labor pastoral en la iglesia Santa María la Mayor y San Julián en el barrio de Tetuán.

Cursó los Estudios Eclesiásticos en el Seminario Diocesano de Madrid. El 23 de diciembre de 1967 fue ordenado de sacerdote y quedó incardinado en la que entonces era la Archidiócesis de Madrid-Alcalá.

Desde 1968 a 1973 fue Consiliario de las Hermandades del Trabajo en Alcalá de Henares. Trasladado a Madrid como Consiliario de los jóvenes de Hermandades, sustituyó al fundador, D. Abundio García Román, en 1978, como Consiliario del Centro de Madrid.​

El 9 de octubre de 1984 fue nombrado Vicario Episcopal de la Vicaría VIII de la Archidiócesis de Madrid. El 20 de julio de 1985 fue nombrado Obispo de Teruel y Albarracín. Recibió la consagración episcopal el 29 de septiembre de ese mismo año.

Desde el 18 de mayo de 2003 era Obispo de la diócesis de Ciudad Real. El papa Francisco acepta su renuncia al gobierno pastoral de esta diócesis el 8 de abril de 2016 y le nombra administrador apostólico, hasta la toma de posesión de su sucesor, el 21 de mayo de 2016.

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