Luis Argüello: “Resucitar con Cristo es aprender a obedecer, a entregarse y a dar nuevo sentido al sufrimiento”
El arzobispo de Valladolid invita en su carta pastoral de Pascua, 'Resucitemos con Él', a vivir una fe marcada por la esperanza, la comunión y la misericordia

Monseñor Luis Argüello, arzobispo de Valladolid y presidente de la Conferencia Episcopal Española
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En este Sábado Santo, el arzobispo de Valladolid, monseñor Luis Argüello, ha publicado una carta pastoral titulada 'Resucitemos con Él', una meditación sobre el sentido de la Pascua para los cristianos de hoy. En ella, invita a todos los fieles a “revivir la vida nueva que brota del Resucitado” y a dejar que la obediencia, la entrega y la esperanza transformen la existencia cotidiana.
Como ha expresado en la carta, la Pascua “nos ayuda a caer en la cuenta de nuestra condición de bautizados, y cómo, por el Bautismo, participamos de la misma vida resucitada de Jesucristo, de su misma travesía por la historia en su pasión, muerte y resurrección”.
Argüello presenta a Cristo como “el Hijo obediente”, “el Siervo sufriente” y “el Cordero inocente”, tres rostros que configuran el misterio pascual y que, según el arzobispo, deben resonar también en la vida del creyente: “El Hijo obediente nos hace partícipes por el Bautismo de su misma capacidad de obedecer, de descubrir que la libertad alcanza su plenitud cuando se convierte en amor fraterno ofrecido permanentemente por los demás.”
"un significado nuevo al dolor"
Sobre el sufrimiento, el arzobispo no elude el dolor ni lo trivializa. Más bien, lo sitúa a la luz de la cruz: “El Siervo sufriente […] transforma la cruz en una fuente permanente de luz. Nos ayuda a dar un significado nuevo al dolor que forma parte de nuestra existencia, a la cruz cotidiana que hemos de llevar.”
En la Pascua está el origen, la fuente, el alimento permanente de nuestra esperanza
Carta pastoral 'Resucitemos con Él', 2025
Pero es en el Resucitado donde el sufrimiento se resignifica plenamente: “El Resucitado se convierte en nuestro cireneo que nos ayuda a llevar la cruz. Con las marcas de la cruz en su cuerpo, da un significado nuevo a nuestros sufrimientos y abre nuestros ojos para caer en la cuenta del pecado personal y estructural como fuente de tantos dolores.”
"¿Cómo no tener esperanza?"
Argüello subraya que la Pascua no es solo una celebración litúrgica, sino una fuente de esperanza real para la vida cristiana: “El buen Pastor ha roto la argolla de nuestro corazón, ha abierto la senda que lleva a la vida y ha puesto la mesa de la reconciliación y de la comunión. ¿Cómo no tener esperanza? ¡Cómo no ser peregrinos de esperanza!”
En este sentido, vincula la Pascua al lema del Año Santo 2025: “Peregrinos de esperanza” y recuerda que la Resurrección es el origen de toda esperanza auténtica: “Resucitemos con Él y vivamos, así, la vida nueva de la obediencia, de la entrega por los demás y de la peregrinación siguiendo las huellas del buen Pastor, pues verdaderamente ha resucitado.”
Y para concluir, ha deseado una feliz Pascua de Resurrección y ha recordado que “en la Pascua está el origen, la fuente, el alimento permanente de nuestra esperanza”.