Luica Villanego: "Necesitamos reflexionar sobre lo que vivimos, hacer silencio y guardarlo en el corazón"

La religiosa Vedruna, miembro del equipo RUAJ Acompañamiento, reflexiona sobre la soledad en la Semana Nacional de la Vida Consagrada

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Miguel Delgado

Publicado el - Actualizado

3 min lectura

Este miércoles ha dado comienzo la 51ª Semana Nacional de Vida Consagrada bajo el lema "Somos relación, somos en relación". Una de las ponencias presentadas ha sido la pronunciada por la religiosa Carmelita de la Caridad Vedruna Luica Villanego Aido, titulada “El acompañamiento y la soledad”. La ponente pertenece al grupo de acompañamiento RUAJ, un proyecto de misión que se desarrolla en Salamanca. Ha afirmado que "necesitamos reflexionar sobre lo que vivimos, hacer silencio y guardarlo en el corazón".

Antes del comienzo de la ponencia, el presidente de la Comisión Episcopal para la Vida Consagrada, Luis Ángel de las Heras, ha afirmado que “a través de nosotros tenéis toda la cercanía de los obispos de la Conferencia Episcopal Española. Entorno al lema de esta semana voy a decir que tenemos la opción de mantener, acrecentar y ganar cuando esté herida la fraternidad. Esa es una palabra de vida para todos. Que nos alegremos de cultivar y cuidar nuestras relaciones”.

Luica Villanego ha tratado su ponencia “El acompañamiento y la soledad” desde tres primas distintos. Ha comenzado afirmando que “la soledad hoy tiene mala prensa. Nuestra sociedad lo expresa con la prisa continua. Cuando no estamos con nuestras pantallas abiertas muchas veces vivimos dificultad para atravesar esos momentos. En la vida consagrada también participamos en estos momentos. A veces se nos hace un poco temible la soledad. Cuando buscamos en el diccionario esta palabra se define como una carencia voluntaria o involuntaria de compañía, además de un lugar de desierto o tierra no habitada”.

Adentrando un poco en el significado de la soledad, explica que “la soledad afecta al cuerpo biológicamente. Cuando vivimos una buena relación con la soledad nuestro cuerpo también lo agradece, para serenarnos.

.

A veces podemos negarla o suavizarla. La tradición bíblica insiste en presentarnos la vida humana como una vida de compañía. Estos días anteriores hemos podido contemplar a Jesús en su profunda soledad que nos recuerda el Salmo 21. Sin embargo Jesús en el Evangelio de Juan repite que no está solo”.

Ha concluido este primer apartado expresando que “

Si no dejamos espacio para que nuestros estímulos reposen, viviremos en una vida distraída y no encontramos tiempo para pensar, estudiar y profundizar lo que vivo. Las relaciones entonces se van a convertir en relaciones de dependencia de los otros o relaciones de reactividad.

”.

Como segundo punto clave, Villanego ha instruido que “debemos saber qué somos y qué nos constituye. En RUAJ decimos que lo que somos, somos fragilidades habitadas.

. Esto nos constituye en una apretura para la realización de nosotros mismos o el camino de la perdición”.

Autoconocimiento para hacernos disponibles

“El conocimiento de sí pide entonces que yo pueda disponer de mí para hacerme disponible. Que pueda llegar a la madurez de un yo reconciliado y unificado. Desde ahí necesitamos un continuo proceso de alternancia entre soledad y relación, en el camino de construirnos. Hay distintos lugares, primero el de partida en el que yo soy desde nosotros y no sin los otros.

”.

Por último,

ha expuesto qué puede ofrecer el acompañamiento. “Tiene una finalidad,

. Ese es nuestro modo de entender el acompañamiento. Se nos pide que seamos testigos respetuosos. Nunca abandonar ni anular el diálogo que la persona va haciendo, posibilitando que viva la soledad para poder acogerse ahí. El acompañamiento y la buena compañía la entendemos en las relaciones de los encuentros".

"Necesitamos reflexionar sobre lo que vivimos, hacer silencio y guardarlo en el corazón"

"Decimos que el acompañamiento es beneficio porque lo que ofrece el acompañamiento personal es crear esas condiciones para que uno pueda contactar consigo mismo. Si no contactamos con nosotros mismos no podemos llegar a reconocernos, a decirnos quién somos. Necesitamos reflexionar sobre lo que vivimos, hacer silencio y guardarlo en el corazón. Ahí es donde podemos escuchar las mociones del Espíritu”.

Ha concluido su intervención rememorando la carta a los Efesios, “invitándonos a crecer hasta la plenitud en Cristo. No seáis como niños caprichosos, sino viviendo con autenticidad todo, con responsabilidad, libertad y espiritualidad. Vivir hasta alcanzar el crecimiento en Cristo Jesús, en una vida auténtica en el amor”.

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