Los primeros serán los últimos. ¿Sabemos cómo les va a nuestros hermanos armenios?
El jesuita Nubar Hamparzoumian asegura que Europa mira para otro lado mientras el país estás siendo invadido

Armenia mapa
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Se sabe que por San Blas la cigüeña verás, pero no quién fue este santo ni cuál es su patronazgo. Si pensamos en la antigua Constantinopla (la actual Estambul) seguro que nos viene a la cabeza el perfil de la ciudad con la grandísima cúpula de Santa Sofía, pero pocos son los que saben quién fue el arquitecto que diseñó tan magna obra que siglos después, sigue admirándonos. Hemos crecido con un televisor en nuestros hogares, pero pocos saben quién diseñó el tricolor que permitió que disfrutásemos de tantos programas, películas, documentales y partidos a todo color. Y así podríamos seguir haciendo una lista de grandes personajes a los que tanto les debemos. Todos ellos comparten una cosa: eran armenios.
Más allá del bien que hicieron en favor la humanidad, nos une a ellos el hecho de que eran cristianos. Los armenios se definen a sí mismos como cristianos, tanto es así que dicen que “el color de nuestra piel es el cristianismo”. De hecho, Armenia es el primer reino que se declaró cristiano gracias a San Gregorio el Iluminador en el año 301 d.C. Un territorio en el que Dios se fijó mucho antes pues allí, en el monte Ararat, fue donde se posó el Arca de Noé tras el diluvio. Los apóstoles Bartolomé y Judas Tadeo evangelizaron aquellas tierras que hoy casi nadie sabe situar en el mapa y el nombre de cuya capital desconocen. Pocos son los que saben que la Iglesia armenia (en comunión con Roma) es un ejemplo de la sinodalidad que busca y ensaya la Iglesia latina.
Armenia ha sido un territorio que se ha ido empequeñeciendo a causa de múltiples invasiones, guerras y del genocidio del siglo pasado. En tiempos de Cristo era la Gran Armenia y ahora, en estos momentos, está siendo invadida por los vecinos que tienen al Mar Caspio como límite oriental. Y, ¿nosotros qué hacemos? Sencillamente, Europa mira para otro lado.
Nuestros hermanos están siendo asesinados y masacrados y están perdiendo lo que es suyo. La comunión no es solo para orar por nuestros muertos, sino también por aquellos que están muriendo. Los armenios lucharán por defender lo que tienen y recibieron: una tierra y la fe en Cristo. Solo piden una cosa: que les ayudemos a cargar esta cruz que, como ocurrió con la de Jesús, es ignorada por todos. Ellos la llevan con dolor y orgullo, pero sobre todo con amor a Cristo y confianza en Él.