La inspiradora historia de Pablo Delgado, con 81% de discapacidad y una enfermedad crónica: "Soy un tipo con mucha suerte"
De la Serna, profesor universitario de Fisioterapia, destaca en 'Ecclesia Es Domingo' de TRECE que, a pesar del dolor y la soledad, siempre hay más que agradecer en la vida, considerada por él como "un regalo"

El profesor universitario Pablo Delgado de la Serna, en 'Ecclesia Es Domingo' de TRECE
Madrid - Publicado el
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Pablo Delgado de la Serna ha compartido su historia de vida en 'Ecclesia Es Domingo' en TRECE, ofreciendo una perspectiva realmente inspiradora sobre cómo afrontar una enfermedad crónica con una sonrisa y fe. A pesar de llevar 48 años conviviendo con una enfermedad renal que le ha llevado a más de 30 operaciones y al rechazo de tres trasplantes, Pablo muestra una fortaleza y alegría que desafían las dificultades.
Su rutina está marcada por la enfermedad. Pablo explica que su día a día "es agotador porque me levanto cansado ya de la diálisis, me duele mucho el pie que tengo". A pesar de impartir clases en la Universidad Francisco Victoria, pasar consulta de Fisioterapia y dar conferencias, siempre busca tiempo para su hija y su mujer. Sufre de dolor intenso en el pie, una sensación de agotamiento constante debido a la diálisis y una tensión muy baja.
Una Larga Batalla desde la Infancia
La enfermedad acompaña a Pablo desde los seis meses de edad. Un reflujo que hoy se cura con antibióticos fue el inicio de un camino complejo. A pesar de un pronóstico inicial desfavorable, una operación le permitió salir adelante. Las secuelas lo han acompañado hasta el día de hoy, sumando 48 años de enfermedad renal que, según él, "tiene un precio muy alto". Actualmente, cuenta con un 81% de discapacidad.
Asumir la Muerte y Abrazar la Cruz
Pese al sufrimiento físico, Pablo ha aprendido a vivir sin sufrir emocionalmente. Un trabajo personal intenso, acelerado al ser padre, le ha permitido "asumir mi muerte", lo que paradójicamente, le ha dado "mucha libertad". Cada mañana, una frase le impulsa: "Con el tiempo no recordaré el esfuerzo, sino recordaré lo hecho".
Para él, abrazar su cruz no elimina el dolor físico ni hace que le "salga otra pierna", pero sí le "quita la desesperación". Cita a Benedicto XVI al decir que "la locura de la cruz es hacer del sufrimiento un grito de amor a Dios", lo que le une mucho a la divinidad. Está convencido de que "una cruz pesa menos cuando la abrazas que cuando la arrastras". Para una persona no creyente, afrontar la enfermedad es mucho más difícil porque falta "algo a lo que asirnos, a lo que agarrarnos que es que es sublime. Vamos, es Dios".
El Pilar Fundamental de la Familia
Delgado recalca que su mujer, Sara, "no es que sea un pilar importante, es el pilar importante". Sara eligió un marido enfermo, sabía "que se metía en un charco con poquita agua y lo lleva con alegría, lo lleva con amor y lo lleva con mucha felicidad". Su hija Amelia, de seis años, ha normalizado la situación, con frases sorprendentes como cuando le amputaron la pierna y, con poco más de dos años, le dijo: "Sí, papá, no pie, nota pupa". Aunque para Amelia es normal ver a su padre conectado a una máquina de diálisis cada noche, es duro verlo sufrir, llegando a preguntar si se va a morir.
El Sentimiento de Carga y la Soledad
Pablo reconoce que "no hay enfermo que no se sienta carga en algún momento". Para él, "a mí me pesa a veces más el sentimiento de carga que el dolor", ya que ha aprendido a vivir con este último. Aunque se siente muy acompañado por su familia y amigos, la soledad existe "cuando me meto en la cama estoy solo todos los días". El acompañamiento, especialmente para quienes no tienen visitas, es fundamental para "soltar mucho lastre".
"La Vida es Maravillosa"
A pesar de todo, Delgado afirma que la vida "merece la pena vivirla" porque "la vida es maravillosa. La vida es un regalo". Se considera "un tipo con mucha suerte". Y es que, para él, lo importante es lo vivido, "lo hecho", ya que "todo lo que he vivido en esos años ya no me lo quita nadie".
Su mensaje para quienes sufren es claro: aunque "el sufrimiento es duro, la soledad también, pero tenemos infinitamente más que agradecer". Invita a centrarse en lo que uno tiene, en las cosas básicas, en lugar de en lo que falta. Todos los días, incluso los peores, busca "tres cosas por las que dar gracias a Dios" y las encuentra.