La Iglesia en España continúa trabajando en la protección y reparación de las víctimas de abusos
La Conferencia Episcopal Española organiza un encuentro estratégico para reforzar protocolos y crear entornos seguros en espacios pastorales, con participación de la Comisión Pontificia y expertos internacionales

VIII Encuentro para las Oficinas de Protección de Menores: ‘Razones esperanzadas ante los gritos silenciosos de los abusos en menores’
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Dos días intensos de trabajo, decenas de expertos reunidos, y un objetivo urgente: cambiar la forma en que la Iglesia católica en España protege a sus menores. El VIII Encuentro para las Oficinas de Protección de Menores se celebra en Madrid durante los días 17 y 18 de octubre, organizado por la Conferencia Episcopal Española (CEE) junto a la Conferencia Española de Religiosos (CONFER). Bajo el lema "Razones esperanzadas ante los gritos silenciosos de los abusos en menores", el encuentro reúne a responsables de protección de todas las diócesis españolas, expertos internacionales y representantes de órdenes religiosas. No es una conferencia académica más: es una cita estratégica donde la Iglesia española busca demostrar que sus palabras sobre protección se convierten en acciones reales y medibles.
El encuentro de estos días es el octavo de este tipo, lo que indica que esto no es una iniciativa puntual, sino un compromiso sostenido. Claudia Giampietro, experta regional para Europa de la Comisión Pontificia para la Protección de los Menores, participa en las sesiones para presentar el "Marco Universal de Directrices para la Protección de Menores". Estos no son consejos vagos, sino directrices vinculantes que todas las diócesis deben cumplir. Giampietro explica que la protección de menores es ahora una prioridad máxima del Vaticano, y que cada Iglesia nacional debe adaptarlas a su contexto.
El viernes por la tarde, Fernando García Sánchez, Provincial de los Salesianos, presenta "Sanar y acompañar", un título simple pero cargado de significado. No basta con investigar y castigar: la Iglesia tiene la obligación moral de acompañar a las víctimas en su proceso de sanación. Es un reconocimiento explícito de que el daño causado requiere reparación prolongada. Simultáneamente, Chiara Griffini y Gianluca Marchetti, expertos de la Conferencia Episcopal Italiana, comparten cómo Italia avanza en este camino. Hablan de abusos documentados, de investigaciones públicas, de responsabilidades asignadas. No es una sesión teórica: es un intercambio de experiencias entre hermanos que enfrentan el mismo desafío en diferentes países.

¿Qué se debate realmente en estas dos jornadas?
El sábado por la mañana, Gloria Rodríguez Díaz, responsable de la Oficina de Entornos Seguros de CONFER, presentará "Abuso de poder y contextos frecuentes". Aquí está lo crucial: identificar dónde ocurren realmente los abusos. Los menores están en riesgo en actividades pastorales, en sacristías, en retiros, en campamentos de la Iglesia. Rodríguez Díaz explica cómo el poder que ostentan clérigos y religiosos crea vulnerabilidades específicas. Un menor confía en un sacerdote por razones religiosas y espirituales, lo que hace que sea más fácil aprovecharse de esa confianza. Luego, Carmen Montejo Martínez, de los Agustinos Recoletos, presentará "Mapas de riesgos para el cuidado y buen trato a los menores en los contextos pastorales". Estos mapas son herramientas concretas: diagramas que identifican puntos vulnerables específicos, protocolos de prevención, y controles internos. No son documentos que se guardan en un cajón: son guías prácticas que cada parroquia, cada orden religiosa, debe implementar.
La sesión final será quizás la más delicada: "Errores, aciertos y búsquedas en el acompañamiento personal y comunitario de los victimarios", a cargo de Adolfo Lamata Muyo, Superior Mayor de los Misioneros Claretianos. Aquí la Iglesia enfrenta una pregunta incómoda: ¿cómo se acompaña espiritualmente a alguien que ha abusado de un menor? ¿Hay redención posible? ¿Cómo se protege a la comunidad mientras se reconoce la dignidad humana del agresor? No hay respuestas simples, pero la Iglesia reconoce que ignorar esta dimensión no es una opción responsable.
La transformación cultural que busca la Iglesia española
La Iglesia está creando una cultura de transparencia, denuncia obligatoria y responsabilidad. Esto no significa que todo esté resuelto. Las víctimas de abusos históricos siguen esperando justicia y reparación. Las familias que sufrieron en silencio durante años siguen preguntando por qué sus denuncias no fueron escuchadas. Pero el encuentro de Madrid sugiere que algo está cambiando, lentamente pero de forma institucional.
La presencia de oficinas de protección en cada diócesis, la formación continua de responsables, la creación de espacios seguros, los protocolos de investigación interna, y la colaboración con expertos externos: todo esto son señales de que la Iglesia española está intentando hacer algo más que dar sermones sobre la importancia de los menores. Está intentando crear estructuras que conviertan esas palabras en hechos concretos. El VIII Encuentro es un espacio donde esos hechos son compartidos, debatidos, y mejorados. Porque si hay algo claro es que los "gritos silenciosos de los abusos" de los que habla el lema sólo pueden ser escuchados si la Iglesia decide, consistentemente y sin excusas, poner sus estructuras al servicio de la protección.