La archidiócesis de Valladolid lanza un video para recordar el curso pastoral que acaba de finalizar

El resumen del curso pastoral al que dicen adiós “no puede ser el habitual porque el curso no lo ha sido”

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La archidiócesis de Valladolid ha querido recordar el curso pastoral que acaba de finalizar con un video publicado en su página web. El resumen del curso pastoral al que dicen adiós “no puede ser el habitual porque el curso no lo ha sido”.

“En el año más extraño de nuestras vidas, este repaso no puede ser un mero recordatorio de actividades, celebraciones y encuentros, porque gran parte de ellos no han podido celebrarse o han tenido lugar en el interior de los hogares. No puede ser el final de un capítulo, porque en la historia a narrar sigue habiendo muchas incertidumbres e interrogantes. Lamentablemente, tampoco puede ser precisamente alegre, porque han sido demasiados los momentos de dolor. Y no puede ser un punto y aparte porque ya no seremos los mismos” afirman desde la archidiócesis.

La archidiócesis, como toda España, no se podía imaginar lo que iba a caer encima del mundo entero y ha recordado como el curso pastoral “comenzó con normalidad y con el propósito de promover la vocación y la misión de los laicos en la Iglesia y en la sociedad”. Uno de los principales acentos de esa acción laical, sin embargo, sí ha acabado siendo premonitorio, el de abordar y acompañar las situaciones de soledad en todas sus dimensiones, mirando el rostro de Cristo en las personas mayores, los enfermos o los necesitados.

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La Cruz de Lampedusa en Valladolid

El que sería el curso sin procesiones, sin la devoción y la plasticidad de la religiosidad popular en la calle, comenzó con dos cortejos marianos, el de La Virgen de San Lorenzo y la procesión jubilar de Nuestra Señora de las Angustias, con la que se clausuró el congreso nacional de hermandades de esta advocación.

CONFER y las distintas delegaciones echaron a andar y en Villagarcía también lo hicieron los sacerdotes, a quienes su pastor, quizás también y sin querer anticipándose, pidió que estuvieran atentos para que la fraternidad se hiciera cercanía en las dificultades. Los colegios, las catequesis, nuestro seminario, las cofradías…Todos comenzaron a rodar cargados de planes e ilusiones.

Casi un mes permaneció la Cruz de Lampedusa en Valladolid, en los pueblos, iglesias, conventos y colegios para recordarnos el drama de las migraciones y la muerte de los refugiados y para que no caiga en saco roto la invitación que nos hace el Papa a construir un mundo que no sea cómplice de la globalización de la indiferencia

La llegada de la covid-19

La archidiócesis recuerda como se iban a preparar para recibir al Niño Dios en la capital, los pueblos y los corazones y para dar la bienvenida también al nuevo año, el año que pasará a la historia del mundo como el de la covid-19. Pero antes de que la pandemia se adueñara de la actualidad y transformara nuestras vidas, la Diócesis de Valladolid recibió con gozo la toma de posesión de don Francisco Cerro como arzobispo de Toledo. ‘Paco Cerro’ como todavía le recuerdan con mucho cariño los vallisoletanos, ejerció durante 18 años el sacerdocio en Valladolid, donde fue capellán del Santuario Nacional de la Gran Promesa e impulsor del Centro Diocesano de Espiritualidad.

Y por último la archidiócesis recordó la llegada de la covid-19: “Paró nuestros relojes y trastocó el día a día de todos nosotros. Nos obligó a suspender procesiones y misas, confirmaciones y comuniones, visitas y viajes, abrazos y despedidas. Y, sobre todo, se llevó por delante muchas vidas que no tuvieron ni consuelo en sus últimas horas ni un adiós digno en el Señor. Y entre confinamientos y desconfinamientos, aforos y distanciamientos, mascarillas y miedos transcurrieron los últimos meses del curso y, desgraciadamente, estos primeros compases del nuevo”.

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El recuerdo de los sacerdotes fallecidos

Obispos, sacerdotes y hermandades hicieron lo posible por incentivar la creatividad pastoral y seguir en contacto con los fieles, ya fuera con mensajes de aliento en YouTube como los de nuestro arzobispo, ya con videoconferencias, misas retransmitidas, contactos telefónicos o de correo electrónico, grupos de WhatsApp. Don Ricardo presidió el Triduo Pascual en una catedral prácticamente vacía, pero su mensaje esperanzado solicitando que la luz de la Pascua llegara para iluminar nuestras calles, familias y colegios, viajó a través de las redes sociales hasta llegar a miles de hogares.

La paulatina vuelta a los templos, con exquisito cuidado de sacerdotes y fieles en el cumplimiento de las medidas higiénico-sanitarias, permitió la celebración de Pentecostés en este curso en el que la Iglesia española tenía su mirada puesta en el laicado; la Semana del Corazón de Jesús, y la solemnidad del Corpus Christi. No hubo procesiones por las calles, pero sí una inyección de esperanza, “porque sabemos que la Eucaristía es alimento en nuestro camino y nos hace participar del pan de la vida eterna”.

Antes, en la festividad de Jesucristo Sumo y eterno sacerdote, Don Ricardo presidió en la catedral el funeral por los sacerdotes fallecidos durante la pandemia: José Guerra, Daniel Redondo, Antonio Sanz del Valle, Roberto García, Germán García y Julio Vivas. Nuestro recuerdo está con ellos y con los otros sacerdotes que este curso partieron a la casa del Padre. Descansen también en paz Marciano Zamora, Javier Sanz, Alejandro Ovelleiro, Jano, Arturo Alburquerque, Félix López Zarzuelo, Fernando Martín, Eliecer Vázquez, Lorenzo Rubio y Vicente Vara, así como todos los religiosos y laicos que nos dejaron en los últimos meses.

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