Ángel López, seminarista sevillano: “La riqueza de Cristo nos invita a una felicidad plena y auténtica”
Este joven explica que descubrió su vocación cuando el tiempo pasaba y sentía que su corazón no estaba lleno, faltaba algo más"

Ángel López, seminarista sevillano: “La riqueza de Cristo nos invita a una felicidad plena y auténtica”
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Con motivo del mes del seminario, la archidiócesis de Sevilla nos presenta la historia de Ángel López Olivero, uno de esos jóvenes que han escuchado en su corazón de niño la llamada vocacional y que han respondido afirmativamente y con generosidad. Tal y como cuenta en la entrevista publicada por la propia archidiócesis, “la riqueza de Cristo nos invita a una felicidad plena y auténtica”.
A sus 20 años, Ángel explica que su vocación la descubrió siendo monaguillo en una Eucaristía con tan solo unos 6 años, “durante la consagración levanté la mirada y contemplando el Cuerpo de Jesús, una pregunta inundó todo mi corazón, ¿y por qué no ser sacerdote?”.
Fueron pasando los meses y Ángel se preparaba para recibir el Sacramento de la Comunión, y se iba llenando de la Palabra de Dios en oración. “Sentía que el momento de la catequesis y la Eucaristía dominical llenaban por completo mi vida”. El seminarista afirma que cuando recibió al Señor por primera vez “volvió a resonar aquella pregunta, pero esta vez fue diferente, porque ante la pregunta vino la respuesta”.
Vida en el Seminario Menor
Pasado el tiempo, ya con 11 años, el Seminario Menor abrió sus puertas después de muchos años. “Yo tenía muchas ganas de ir. Cuando llegué al Seminario y vi que jóvenes como yo eran felices. Yo también me llené de felicidad, y en el momento de la vigilia de ese mismo día, en la Exposición al Santísimo, haciendo oración, me di cuenta que mi felicidad no estaba en la natación, que era el deporte que practicaba, o en la música o en cualquier otra cosa, sino que la felicidad estaba junto al Señor”.
La felicidad plena y auténtica
Sobre los desafíos que enfrentan los futuros sacerdotes, Ángel considera que es la necesidad de los jóvenes de encontrar el sentido verdadero y pleno de la vida. “Podemos observar cómo cada vez más hay personas que se dejan engañar por falsos dioses: poder, fama, dinero, en definitiva, el hombre como centro de su existencia. Esto hace que la persona solo se interese por las cosas mundanas y terrenales sin querer conocer la riqueza mayor, la riqueza de Cristo nos invita a una felicidad plena y auténtica”.
Advierte que, “a pesar de los desafíos que puedan existir o presentarse durante el ejercicio del ministerio sacerdotal, tenemos que abandonarnos en las manos de Dios, dejando que su gracia siga orientando el camino, dejando que la Divina Providencia siga actuando en el corazón de cada persona”.
Apasionado por la música
Desde muy pequeño le ha apasionado la música. “Desde que tengo uso de razón me ha gustado siempre cantar”, dice. A los cuatro años empezó a practicar el clarinete. “También toco un poco otros instrumentos. He sido tamborilero de la escuela de tamborileros de mi hermandad del Rocío. También he estudiado un año de trompeta y toco un poco la guitarra”.
Finalmente, Ángel anima a practicar la oración en el silencio interior, “para poder conocer la voluntad de Dios, para seguir cada vez más enamorándonos de Cristo. Una de las cosas que he descubierto durante todos estos años es el valor importante de la transparencia, ya que sin ella es imposible madurar tanto en el ámbito humano como en el ámbito espiritual. Termino con una frase que me llena de motivación y me hace recordar el motivo de mi entrega y perseverancia: Todo por Jesús”.





