La Teología del cuerpo, una verdad revolucionaria que sacia la sed de los jóvenes: "Cuando entiendes quién eres, tu vida cambia"
Álvaro Quesada, quien vivió un profundo cambio personal gracias a la Teología del cuerpo, explica por qué esta enseñanza de San Juan Pablo II es un hito en su vida además de una verdadera revolución para los jóvenes

Álvaro Quesada, en 'Ecclesia' de TRECE
Madrid - Publicado el - Actualizado
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La Teología del cuerpo, una serie de 129 catequesis desarrolladas por San Juan Pablo II entre 1979 y 1984, se presenta como una auténtica revolución, especialmente para la juventud. Álvaro Quesada, quien ha experimentado un profundo cambio personal gracias a estas enseñanzas, comparte en 'Ecclesia' de TRECE su visión sobre por qué son tan relevantes hoy en día.
Un Punto de Inflexión Personal
Álvaro describe su encuentro con la Teología del cuerpo como un hito en su vida. Habiendo crecido en un colegio católico con una fe "heredada pero no encarnada", tocó fondo en su primer año de carrera. Fue en el segundo año cuando, por mediación de su director espiritual, Rafael Hill, se adentró en estas catequesis. Al principio, se sentía "un poco reacio y con vértigo" a abandonar su "conformismo e indiferencia" como católico, pero de forma casual se enamoró profundamente de esta teología.
Álvaro compara esta experiencia con el mito de la caverna de Platón, sintiendo la "obligación moral incluso de compartir esto, pero No a cristazos, sino con mi testimonio de vida, con la forma en la que vivo ahora, alegremente, felizmente, con esa belleza que me he encontrado".
¿Por qué es Revolucionaria para los Jóvenes?
Para Quesada, la Teología del cuerpo es revolucionaria porque "se les está diciendo la verdad" a los jóvenes, quienes hoy enfrentan mucha confusión sobre su identidad y vocación. La propuesta mundana de lo que significa ser hombre o mujer no coincide con el "eco del corazón" que San Juan Pablo II tan bien señalaba, y no sacia el alma. "Cuando entiendes quién eres, tu vida cambia. Caminas en verdad" enfatiza Álvaro.
La Teología del Cuerpo aborda dos pilares fundamentales: la identidad (quién soy yo, de dónde vengo, adónde voy?) y la sexualidad (cómo amar, cómo vivir las relaciones). En un mundo que a menudo anestesia con lo efímero y material, estas catequesis invitan a un recorrido circular: del "hombre originario" al "histórico" y "escatológico", permitiendo comprender la vocación al amor, ya sea en la virginidad cristiana, el celibato o el matrimonio.
El Cuerpo como Signo y el Valor de la Castidad
Una de las ideas centrales es que el cuerpo no es solo algo que tenemos, sino algo que somos, y es fundamental para la santidad. Álvaro afirma: "Con nuestros cuerpos, macho. No hay otra forma. Sin cuerpo no hay santidad. Así te lo digo, así de claro". El cuerpo es un "signo sacramental", capaz de "hacer visible lo invisible, lo espiritual y lo divino".
Quesada explica que la castidad, a menudo entendida en código negativo ("no hagas, no mires"), es en realidad liberadora. Lejos de ser represiva, "te libera para amar realmente como Cristo ama su Iglesia". La virginidad, lejos de perderse, "se entrega".

Una Mirada Transformada
La experiencia de la Teología del cuerpo es profundamente personal y "a cada uno le toca de una forma". Álvaro destaca que "es Cristo quien transforma el corazón". Este camino lleva a descubrir no solo la "humanidad caída" sino también la "humanidad redimida", lo que permite que la mirada "vuelva a ser ordenada". Es una "constante lucha de reencauzar esa mirada, ese deseo" para ser capaz de amar.
Para los jóvenes interesados, Álvaro recomienda no ir directamente a las catequesis de San Juan Pablo II por su complejidad filosófica, sino buscar retiros como los de GIOS (de jóvenes para jóvenes) o formaciones en instituciones como la Universidad Francisco de Vitoria. Lo más importante, concluye, es el "no conformarse" y buscar la verdad.