La Guardia Civil al frente de la seguridad de la Embajada de España ante la Santa Sede

Agencia SICAgencia SIC

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Los miembros de la Guardia Civil son los responsables de la seguridad de la legación diplomática que España posee ante la Santa Sede y la Soberana y Militar Orden de Malta situada en la Plaza de España de Roma, donde año tras año, se celebran innumerables actos culturales y de representación y donde miles de personas acuden para disfrutar de un pequeño pedacito histórico de nuestro país.

En muchos de estos actos, nuestros compañeros de la Guardia Civil, son acompañados por el Capellán Castrense que se encuentra en Roma y que es bien sabido por todos, que los miembros del destacamento le quieren y lo sienten como un miembro más de ellos. En estos dos últimos cargos, los Capellanes Castrenses D. Serafín Martínez y D. José Obrador, ambos han dejado una huella profunda de cariño en los corazones de ese destacamento de Guardias Civiles.

Los miembros del destacamento de la Guardia Civil son los únicos componentes de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado a la vez, por su naturaleza militar; en representación de las Fuerzas Armadas que tienen acceso diariamente al Estado de la Ciudad del Vaticano y por ello, con la realización de sus funciones de protección tanto a la legación diplomática como a las autoridades que acuden y las que se encuentran en dicha representación, no sólo llevan el estandarte de su más que demostrada profesionalidad, sino que son igualmente una imagen de nuestra querida España en todos aquellos actos que acuden.

En los últimos años en la Ciudad del Vaticano se han vivido momentos históricos en los que nuestra Embajada ha estado a la altura de lo que España requiere. Fiel y alerta de todos estos movimientos en los que tanto los miembros de carrera diplomática, que desempeñan su fantástica labor diaria tras los muros del enclave situado en la Plaza de España de Roma, como un sinfín de autoridades del más alto nivel de España que se han trasladado a Roma en representación de nuestras instituciones y de los españoles, los miembros de la Guardia Civil han estado siempre vigilantes y garantizando su seguridad.

Desde el año 2012, con la incorporación de algunos miembros del destacamento, la Guardia Civil ha tomado participación directa, siempre acompañando a los miembros del Cuerpo Diplomático y al Embajador de España, el Excmo. Sr. Eduardo Gutiérrez Sáenz de Buruaga en muchos de estos actos solemnes históricos que la Embajada de España ante la Santa Sede ha tenido el honor y el orgullo de participar y en algunos caso de protagonizar. En febrero del año 2015, por primera vez en la historia, un cuerpo de seguridad extranjero participaba en la protección y seguridad de un paso eclesiástico por las calles de Roma. Como de una de esas tantas calles de la antigua Castilla, los miembros del destacamento de la Guardia Civil, de forma voluntaria y con autorización del actual Embajador de España, tuvo la feliz ocasión y cumpliendo con antiguas tradiciones no escritas que se realizan en nuestras Semanas Santas españolas, escoltó a la imagen de la Virgen de Lourdes en una pequeña procesión que tuvo inicio desde el interior de la legación. Esta procesión se ha visto repetida los siguientes años por las calles de Roma, este año, con motivo del año jubilar extraordinario decretado por Su Santidad el Papa, aprovechando la dotación en la que por este año se dotó a los miembros del destacamento, dicha escolta se realizó con el uniforme fundacional de la Guardia Civil. Es muy emocionante escuchar Vivas a España y Vivas a la Guardia Civil por calles de un país extranjero y más por las calles de la Ciudad Eterna de Roma.

Igualmente en el Jubileo Militar que se celebró en abril de este año 2016 y cuya delegación fue encabezada por nuestro querido Arzobispo Castrense Mons. Juan del Río. Todo los miembros del destacamento, salvo los que el servicio se lo impedían, estuvieron presentes acompañando a los compañeros de las Fuerzas Armadas que se desplazaron a Roma para representar a España, tal fue así, que al Jefe del Destacamento de la Guardia Civil, el Sargento 1º Juan Carlos Amado Fernández, que vistiendo el uniforme de la Guardia Civil y en representación de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad y de las Fuerzas Armadas de España, tuvo el honor y el orgullo de ser el lector de una de las dos lecturas principales que se llevaron a cabo en la Santa Misa que se realizó en el altar mayor de la Basílica de San Pedro el domingo 1 de Mayo con motivo del Jubileo Militar.

Todo acto realizado en la Embajada de España ante la Santa Sede, requiere su protocolo, tanto eclesiástico, político, como militar. Como muestra de ello, hace tres meses se llevó a cabo el relevo del Jefe de Seguridad de la Embajada y el componente más caracterizado del cuerpo en ese destino, el Sargento 1º Juan Carlos Amado Fernández el cual fue relevado por el Sargento 1º José González Fortes. Dicho acto de traspaso de mando, además de las presentaciones protocolarias al Jefe de Misión el Embajador de España ante la Santa Sede y los miembros de carrera diplomática así como a los trabajadores de la legación, tuvo su fin en un sencillo, emotivo y privado homenaje a nuestra Bandera, donde el Jefe de Seguridad saliente hizo entrega de la insignia nacional al Jefe de Seguridad entrante, siendo testigos los miembros que componen el destacamento y rindiéndole los honores militares que desde el corazón y desde el orgullo, todo militar hace a su bandera cuando se encuentra ante ella en España y con añoranza y lágrimas, cuando lo realiza fuera de sus fronteras.

Cabe un reconocimiento, tanto por su función como por su papel de representación de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad y de las Fuerzas Armadas, a los miembros del destacamento los Sargentos 1º Juan Carlos Amado y José González Fortes y a los Guardias Civiles, Antonio Martín, Antonio Lozano, Marcos Fernández, Agustín Pena, Pablo Fernández, Miguel Ángel Rosa, Jesús Carrera, José Cubero, y a todos aquellos miembros que desde la creación de esta Unidad en la Embajada de España ante la Santa Sede, han cumplido con su misión y deber de defender a España fuera de sus fronteras.

La Embajada de España ante la Santa Sede y S. M. Orden de Malta, es considerada como la Misión Diplomática permanente más antigua del mundo, una vez desaparecidas las Embajadas de la República de Venecia. Fue creada hacia 1476 por los Reyes Católicos y residió en distintos edificios dentro del núcleo urbano de Roma hasta que en 1622 se trasladó al Palacio Monaldeschi y desde entonces se ha mantenido en él. Todos estos siglos sin cambiar de lugar establece un record de permanencia no sólo entre las Embajadas de España sino entre las de todos los países del mundo.

Los asuntos que la Embajada ante la Santa Sede y S.M. Orden de Malta ha negociado a lo largo de su existencia, han sido trascendentales para la historia de España. Entre los resultados políticos que derivan de su actividad diplomática a lo largo de tantos siglos, destacan el apoyo papal a la Reconquista de Granada, el repartimiento del Nuevo Mundo entre España y Portugal a través de la Bula "Intercaetera" en 1493 o la creación de la Liga Santa para la lucha contra el Turco que culmina en la victoria de Lepanto en 1571. Así mismo su decisiva intervención para lograr el apoyo del Papa a la causa del pretendiente de la Casa de Borbón, futuro Felipe V, en la "Guerra de sucesión".

La Embajada alberga una colección de tapices gobelinos del siglo XVII que pertenecieron a la familia Borbón de Orleans procedentes del Palacio Galliera de Bolonia, con motivos romanos y bíblicos. Las paredes del comedor de gala se adornan con tres espléndidos tapices de lana y seda del siglo XVIII, que representan escenas de la vida de Telémaco, elaborados en la Real Fábrica de Tapices, sobre cartones del taller de Rubens. Los salones cuentan con la presencia de cuadros del Museo del Prado de ilustres autores como Madrazo, López, Mengs, Wilden ?. . Entre sus esculturas destacan dos bustos de Bernini de 1619, " El alma beata" y " El alma condenada". También hay una importante colección de relojes antiguos entre los que destaca el reloj nocturno "o de la muerte" de Giuseppe Campani de 1659. Todo su mobiliario es de época. La Capilla decorada por Paradisi, cuenta con una preciosa colección de casullas bordadas en seda y oro, de origen napolitano, así como una Inmaculada pintada por Bianchi en 1715. Las paredes y techos de diversas estancias están adornados con pinturas de Felice Giani y Liborio Coccetti. Posee una colección de sarcófagos y estatuas de la Roma clásica, entre la que se destaca un importante sarcófago de niño.

En los años próximos al 1700, bajo el Reinado de Felipe IV, sin poder concretar más sobre las fechas exactas debido a un incendio que se produjo en los Reales Archivos del Palacio en el año 1738 que destruyo gran parte de los documentos escritos existentes. El Rey por posesión inmemorial gozaba en todo tiempo en Roma de una amplísima jurisdicción en el Cuartel (denominación que se daba en aquellos años a los lugares afectados por protección diplomática y que afectaba no solo a un edificio sino a una barriada de edificios) que se llamaba Plaza de España. Consistía esta jurisdicción en que no podían entrar los alguaciles, ni ejercerse algún acto judicial, ni prender a nadie sin el previo permiso del Representante de Su Majestad en esta. Con este motivo se estableció una guardia fuerte para la policía y quietud del distrito.

Cuando España poseía grandes Estados en Italia, se hacía venir de Nápoles y de los cuarteles de Toscana un número de Soldados con sus Cabos y Sargentos. Después que no hubo tropa española fija en Italia, quedó la práctica de mantener un Capitán y algunos Soldados para la guardia del Real Palacio, hasta que en tiempo del Embajador Jerónimo Grimaldi se suprimió el Capitán, pues no era respetado según merecía el uniforme del Rey y su grado, porque los romanos lo tomaban por un "Guarda Portón", como estaban acostumbrados a ver en los demás Palacios. Sin embargo éste también contribuía a fomentar este desprecio, lejos de impedirlo, porque nunca había aceptado esta función. Quedó entonces la Guardia del Real Palacio reducida a un Sargento, dos Cabos y seis Soldados que deberían ser remplazados, en virtud de Real Orden de 23 de julio de 1723, consiguiente al informe que dio el Sr. Ministro Azara el 26 de junio del mismo año, atendidos los frecuentes desordenes, y los empeños desagradables, en que escribieron los soldados españoles cuyo informe y las Reales Órdenes siguientes se hallaban en expediente archivados. Asimismo se halla la Real Orden de 30 de enero de 1799 en que nombran Sargento del Real Palacio a Juan Benzo y otra de 30 de marzo del mismo año, en que se manda que el Sargento referido vista de paisano, atendidas las circunstancias de la ciudad de Roma y mientras dure. El 15 de diciembre de 1800 se mandó con Real orden que la Guardia del Real Palacio se compusiese de seis Soldados y un Sargento, con consecuente informe que dio a la Corte sobre el particular el Sr. Ministro Don Pedro Gómez Labrador, el 10 de noviembre de 1800 y el 25 de abril de 1801 por oficio muy circunstanciado el expresar el Sr. Ministro represento las frecuentes violaciones que se cometían contra la jurisdicción referida, acompañando copia de las Notas que se habían pasado al Cardenal Secretario de Estado y sus respectivas contestaciones y con Real Orden de 30 de mayo de1801 se aprobaron por Su Majestad los esfuerzos del Sr. Ministro para mantener este regalía, insistiendo que no desistiese ni un solo punto en conservarla.

La Embajada de España, siempre ha contado con la protección en cierta forma de algún tipo de servicio de seguridad, quizá no en horarios continuos pero si en su existencia. En los años 1950, existía la presencia de un funcionario Español que ejercía la labor de protección policial de la Embajada, así mismo antes de la creación del actual destacamento de Seguridad, una empresa de Seguridad Privada Italiana era la encargada de prestar protección a la Embajada.

El actual destacamento de seguridad y protección de la Embajada de España ante la Santa Sede y S.M. Orden de Malta se creó en el año 2001, cuando el Embajador que se encontraba como jefe de la legación diplomática era el ya difunto Excmo. Sr. D. Carlos Abella Ramallo, el cual tuvo mucho interés y fue una petición personal que los miembros que se hicieran cargo de la seguridad del Palacio perteneciesen al Benemérito Cuerpo de la Guardia Civil.

Desde la creación del Destacamento de Protección y Seguridad de la Guardia Civil, todo aquel español que acude a nuestra querida Embajada, la más antigua del mundo, es recibido por un miembro de la Benemérita, sacando siempre una sonrisa y una sensación de estar en casa al ver a un miembro de nuestra querida Guardia Civil.

(Arzobispado Castrense)

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