EN 'EL ESPEJO'

La primera Pascua en Mosul después del Estado Islámico: un sacerdote y 15 familias comienzan una nueva vida

Michaeel Najeeb Moussa salió de Irak cuando la conquistó el EI. Hoy es el arzobispo que ha oficiado la primera Vigilia tras años de sometimiento 

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El nuevo arzobispo de Mosul, Michaeel Najeeb Moussa ha querido presidir su primera Vigilia Pascual en la ciudad liberada, desde el altar de la iglesia de San Pablo, donde reposan los restos de su predecesor, el obispo mártir Paulos Faraj. Le acompañaban sólo quince familias cristianas, las únicas que han vuelto por ahora a la ciudad después de la persecución del Estado Islámico.

Ahora parecen lejanos los días de la ocupación de Mosul por el Daesh en junio de 2014. Desde allí continuó la conquista de los pueblos cristianos de la Llanura de Nínive, la expulsión y la persecución violenta de sus habitantes. Entre las decenas de miles de cristianos que huyeron se encontraba también Mons. Najeeb Moussa, nacido en Mosul.

Ahora este dominico es el joven arzobispo de esta histórica ciudad que lentamente empieza a recuperar su vida. Es lo que ha dicho Mons. Najeeb a sus fieles en esta Pascua: “Espero que el pueblo de Mosul y todos los fieles de la Llanura de Nínive se pongan en camino para comenzar una nueva vida”.

Aun así reconoce que la situación sigue siendo difícil, y la mayor parte de los fieles aún no ha vuelto a sus hogares, especialmente en esta ciudad donde sigue reinando el temor ante posibles yihadistas emboscados. Además se han producido heridas profundas debido a la actitud de algunos musulmanes con las propiedades de sus vecinos cristianos.

En todo caso el arzobispo Najeeb Moussa considera que es momento de emprender el camino con el pequeño rebaño que ya se ha reunido en Mosul, cuya fe se ha reforzado en la adversidad. También ha manifestado que no habrá futuro para Iraq sin justicia y se ha dirigido también al gobierno para que garantice sus derechos a todos los ciudadanos, sin diferencias de religión o etnia. Los cristianos somos ciudadanos con todos los títulos, como cualquier otro iraquí, ha dicho el arzobispo. “Construir puentes de fraternidad, demoler muros y sembrar esperanza”, por ahí pasa la nueva vida de Mosul y el renacimiento de Iraq.

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