EN 'EL ESPEJO'

Los cristianos de Pakistán condenan el terrorismo como mejor saben: rezando juntos por la paz

Esa vigilia de oración ha sido sólo uina de las muestras de rechazo al terrorismo de un país que conoce bien el azote de estos crímenes 

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En el reciente ataque terrorista a dos mezquitas en Nueva Zelanda murieron, entre otros, nueve ciudadanos paquistaníes. En El Espejo contamos que los cristianos de Pakistán han hecho oír su voz contra esta masacre.

Precisamente los cristianos paquistaníes conocen bien el terror que pretende instrumentalizar a la religión. Ellos han sufrido en sus carnes numerosos ataques contra sus iglesias, y por eso han querido levantar la voz para condenar la violencia que ha arrebatado la vida de sus hermanos musulmanes en Nueva Zelanda.

El arzobispo Joseph Arshad presidió una vigilia de oración por la paz para decir “No” al terrorismo en la catedral de Rawalpindi, la tarde del pasado sábado. Cientos de fieles, sacerdotes y religiosos participaron en esta vigilia, en la que el presidente de la Conferencia Episcopal de Pakistán expresó su firme condena del ataque en Nueva Zelanda: “Estamos consternados y todos estamos llamados a hacer nuestra parte, en todas las naciones del mundo. La masacre de musulmanes en Nueva Zelanda muestra la creciente ola de extremismo y radicalización que está avanzando en todo el mundo, y demuestra que el terrorismo no tiene religión ni fronteras nacionales. El terrorismo profana el nombre de Dios”.

También el cardenal Joseph Coutts, arzobispo de Karachi, ha manifestado los sentimientos de los cristianos pakistaníes condenando “el horrible ataque a las mezquitas en Nueva Zelanda” y ha invitado a sus fieles a rezar por todas las víctimas del terrorismo, a trabajar por la justicia y por la paz.

En todo el país han tenido lugar concentraciones y vigilias de oración en las que han participado musulmanes, cristianos e hindúes, gestos de unidad en los que se ha mostrado una rotunda condena de cualquier ideología fundamentalista, y se ha proyectado el mensaje de que “todos somos hijos de Dios y hermanos en la humanidad”.

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