Historia del cristianismo en Rumanía

Cuenta la tradición ortodoxa que el cristianismo lleva en Rumanía desde el siglo I d.C. cuando San Andrés llevó el cristianismo a los montes Cárpatos

Víctor C. Bustillo

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San Andrés, uno de los 12 apóstoles, estuvo evangelizando en Rumanía, según cuenta la tradición ortodoxa. Desde entonces, el cristianismo se asentó en los montes Cárpatos, o, al menos en el territorio rumano.

Los primeros cristianos de Rumanía

Aunque el apóstol fue martirizado en Patras (Grecia), vivió en Tomis, actual Constanza. Cerca de Rasova, se encuentra el Monasterio de San Andrés. Cerca de allí, se conserva una cueva considerada como el primer lugar de culto cristiano del país. Constanza y Rasova se encuentran en el sureste de Rumanía, cerca del Mar Negro.

En Tomis estuvo la primera sede episcopal del país. Desde el Edicto de Milán (313 d.C.) sus obispos participaron en Concilios, y Sinodos, de la Iglesia, sobre todo combatiendo las herejías.

Un obispo de Tomis, aunque se desconoce su nombre, participó en el Primer Concilio Ecunémico de Nicea (323 d.C.), donde se perseguió la herejía arriana. Arrio, un sacerdote, fue declarado hereje por negar la doctrina católica de la Santísima Trinidad. 

El obispado de Tomis comenzó a ser provincia metropolitana durante el siglo V. d.C. y, desde entonces, los 14 obispos de las poblaciones provinciales estuvieron vinculados a su titular. Dependiendo del Patriarca de Constantinopla, obedecían a Roma.

Cuando el Papa San Juan Pablo II visitó Rumanía, en 1999, lo llamó: "El jardín de la Madre de Dios”. Tras la caída del Imperio Romano, el país se convirtió en un jardín por donde circularon diferentes tribus: godos, hunos, ávaros, eslavos, magiares y búlgaros.

Tiempos de discordia 

Con la llegada de los ávaros, durante el siglo VI d.C., desapareció el obispado de Tomis. Las tribus ávaras son un pueblo nómada, creador del Estado de Jaganato.  Alba Iulia, ciudad de Transilvania, comenzó a ser capital diocesana durante el siglo X d.C.

El rey húngaro San Esteban I derrotó al duque Gyulia, que era ortodoxo. Tras la victoria, mandó construir una catedral, como agradecimiento. Actualmente la diócesis se llama archieparquía mayor de Făgăraș y Alba Iulia, siendo capital de la Iglesia greco-católica rumana.

Cuando se produjo el Gran Cisma (1053 d.C.), que separó a católicos y ortodoxos, esto se notó especimente en Rumanía.  Durante la Edad Media, y el Renacimiento, algunas zonas del país fueron variando de confesiones cristianas, prevaleciendo ortodoxos y católicos.

Valaquia y Moldavia, bajo control de los bizantinos, permanecieron fieles a la Iglesia Católica. Aunque la mayoría de los habitantes de Transilvania eran ortodoxos, obedecieron al Papa cuando su Rey (Esteban I) se convirtió al catolicismo.

Posteriormente, con la aparición del luteranismo, los territorios de la actual Rumanía siguiendo cambiando de confesión: ortodoxos, católicos y luteranos. En Transilvania, desde el reinado de Miguel el Valiente, su población fue rotando de confesión: ortodoxos, unionistas, luteranos y  calvinistas. Actualmente, la mayor parte de sus habitantes son  católicos.

Desde entonces, se redujo la población católica en Rumanía. Pero, con la entrada de jesuitas y franciscanos, los catolicos permanecieron, especialmente, en Transilvania.

Aunque, con la entrada del luteranismo, en Rumanía hubo muchos conflictos religiosos, terminó mejorando la relación entre los cristianos. En 1568 se permitió que, las diversas confesiones, pudieran establecerse en las distintas regiones de Rumanía.

Sufrimiento y reconciliación

Durante el siglo XVII se firmó la paz entre los diferentes grupos cristianos.  No obstante, hasta 1856, cuando Rumanía se convirtió en un país independiente, continuaron los encontronazos religiosos, en este caso, debido a las guerras ruso-turcas.

Aunque ortodoxos y católicos, desde comienzos del siglo XX, son las confesiones cristianas mayoritarias en Rumanía, fueron duramente perseguidos tras la II Guerra Mundial. La religión cristiana fue perseguida por el régimen comunista del país. Los cristianos perdieron edificios y tierras y, hasta 1989, con la caída del Muro de Berlín, estuvo prohibido enseñar religión en las escuelas.

La Iglesia Católica fue prohibida por los comunistas, siendo sus bienes confiscados y su clero encarcelado. Fueron asesinados muchos cristianos, sobre todo en época de Nicolae Ceaușescu. El 2 de junio de 2019 el Papa Francisco va a beatificar a 7 obispos martirizados. Se llamaban: Valeriu Traian Frenţiu, Vasile Aftenie, Ioan Suciu, Tit Liviu Chinezu, Ioan Bălan, Alexandru Rusu y Iuliu Hossu. 

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