"El don de la vocación presbiteral" Un nuevo Plan de formación sacerdotal

"El don de la vocación presbiteral" Un nuevo Plan de formación sacerdotal
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Mons. Joan E. Vives El 8 de diciembre pasado, solemnidad de la Inmaculada, la Congregación para el Clero, con la aprobación del Santo Padre Francisco, hizo pública la esperada nueva "Ratio fundamentalis institutionis sacerdotalis" o Plan de formación fundamental para los Seminarios de todo el mundo, con el título: "El don de la vocación presbiteral". Un plan llamado a marcar las nuevas generaciones de sacerdotes pastores, que siguiendo lo decretado por el Concilio Vaticano II y el magisterio más reciente de los Papas, dé nuevo impulso a la formación sacerdotal renovada de los discípulos misioneros que tanto necesitamos.
La Ratio habla de atender a la formación inicial de los presbíteros, y a sus etapas en los Seminarios, y a la formación permanente, que durará toda la vida de los sacerdotes, en las distintas etapas de su ministerio, juventud, madurez y ancianidad. Igualmente se fija en las cuatro grandes dimensiones de la formación ya indicadas por S. Juan Pablo II (PDV): humana, espiritual, intelectual y pastoral, que interactúan simultáneamente en el camino formativo y en la vida de los ministros ordenados. Fija los objetivos y, sobre todo, amplía lo que debe ser el núcleo formativo, que de un tiempo predominantemente de estudio pasa a ser una formación "integral" de las cuatro dimensiones, otorgando a la espiritual una importancia mayor y a la pastoral un valor de síntesis. Y para los seminaristas dibuja un tiempo de formación más prolongado: un curso de introducción o "propedéutico", una etapa "discipular" (o de los estudios filosóficos) de al menos dos años de duración, a la que sigue una etapa "configurativa" (o de los estudios teológicos) de cuatro años, que debe desembocar con naturalidad en una etapa ya encarnada en la vida diocesana y parroquial que denomina etapa pastoral o de "síntesis vocacional" que conduce, con acción de gracias y responsabilidad de todos los implicados, a la ordenación diaconal y presbiteral. No descuida la nueva Ratio el cuidado de las vocaciones de los adolescentes acompañadas desde el Seminario menor o los grupos vocacionales, y aspectos nuevos como las vocaciones de adultos, de conversos, de indígenas o de familias que emigran. Insiste en el compromiso del Obispo y de los Equipos formativos estables y con dedicación plena, en la labor callada pero esencial de los Directores espirituales, y en el discernimiento al que deben ayudar las ciencias humanas, con especial dedicación de los psicólogos, en el momento de la admisión al Seminario o en otros momentos en que resulten útiles a los formadores. Y es destacable la atención que muestra por la salud física y mental de los candidatos, la gran responsabilidad en la admisión, expulsión y abandono del Seminario, así como el tratamiento a dar a las personas con tendencias homosexuales, la protección de los menores, y los escrutinios y requisitos para la ordenación sacerdotal. Tenemos ante nosotros el reto de ser fieles a esta nueva Ratio para un tiempo de Iglesia evangelizadora en salida, alentada y sostenida por discípulos misioneros fieles a Dios y a los hermanos.
Este es, pues, un Plan formativo llamado a repercutir profundamente en el futuro de las comunidades cristianas y de la fe anunciada, creída y testimoniada, para que el mundo tenga vida y vida abundante (cf. Jn 10,10), ya que el Seminario es "el presbiterio en gestación", que engendra los nuevos presbíteros-evangelizadores. Ellos desde su misión pastoral sostienen a todo el Pueblo de Dios, yendo delante, en medio y detrás del rebaño, acompañando y dejándose ellos mismos acompañar. El nuevo Plan de formación pone en el centro de la atención de los cristianos esta dimensión esencial de la Iglesia que es "el don de la vocación presbiteral".
+ Joan E. Vives
Arzobispo de Urgell