Diáconos, ¿qué son y qué hacen?

Diáconos, ¿qué son y qué hacen?
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Mons. Francesc Pardo i Artigas El próximo domingo, día 21, en la Catedral, ordenaré un diácono que se encamina al presbiterado. Precisamente este domingo, en la primera lectura, correspondiente al libro de los Hechos de los Apóstoles, escucharemos la narración de la institución de los primeros diáconos. En este momento en nuestra Diócesis contamos con diez diáconos "permanentes" y, con el del domingo, otros dos siguen el proceso para ser ordenados presbíteros. Me ha parecido oportuno ofreceros hoy unas palabras para recordar, valorar y agradecer le misión de los "diáconos permanentes" en nuestra Iglesia diocesana.
n el Nuevo testamento, en el libro de los Hechos de los Apóstoles, encontramos que fueron los mismos apóstoles quienes ordenaron diáconos ?servidores? para atender a las viudas necesitadas. De hecho, constatamos como el diácono san Esteban predicaba y servía. Repartía el pan de la palabra y el pan material.
El Concilio Vaticano II, en su reflexión Lumen Gentium sobre la Iglesia, decidió renovar el ministerio del diaconado, que desde hacía siglos solo se confería a quienes se encaminaban a la ordenación como presbíteros. En el tercer capítulo de Lumen Gentium, n. 29, tenemos el siguiente texto: "Los diáconos (?) fortalecidos por la gracia sacramental y en comunión con el obispo y su presbiterio, sirven al pueblo de Dios en la diaconía de la liturgia, de la palabra y de la caridad. Corresponde al diácono, según la autoridad competente se lo asigne, administrar solemnemente el Bautismo, conservar y distribuir la Eucaristía , asistir y bendecir el matrimonio en nombre de la Iglesia , llevar el viático a los moribundos, leer la Sagrada Escritura a los fieles, instruir y exhortar al pueblo, presidir el culto y la plegaria de los fieles, administrar los sacramentos, presidir el rito de los funerales y de la sepultura (se entiende sin celebración de la Eucaristía ). Dedicados a las tareas de la caridad y de la administración, que recuerden los diáconos la recomendación de san Policarpo: "Que sean misericordiosos, diligentes y caminen en la verdad del Señor, que se hizo servidor de todos".
Tras años de experiencia de la misión de los diáconos en nuestra diócesis, es buena constatar:
– La instauración del diaconado ha sido un don de Dios para nuestra Iglesia diocesana, y muchos sois testimonios de ello.
– La mayoría de los diáconos han asumido responsabilidades pastorales en parroquias colaborando estrechamente con el párroco y con los responsables de las delegaciones del Obispado. Ciertamente, se esfuerzan en realizar lo que les pedí el día de su ordenación en el momento de entregarles los evangelios: "Recibe el evangelio de Cristo, del cual has sido hecho mensajero; cree lo que lees, enseña lo que crees, y practica lo que enseñas".
– Diáconos de la Iglesia al servicio de todos, especialmente de los más necesitados:
– Necesitados de vida, y de la vida que Dios ofrece.
– Necesitados de recuperar la dignidad de hijos e hijas de Dios, porque así los tratáis y así enseñáis a los demás a hacerlo.
– Necesitados de recuperar motivos para vivir: es necesario que comuniquéis a los jóvenes, a los adultos y a los más pequeños, a menudo saciados de cosas pero faltos de razones para vivir con sentido y esperanza, el sentido auténtico, el fundamento y la finalidad de la vida.
– Necesitados de amor y afecto, arrodillaos ante ellos, lavadles los pies, las manos, para que vean el rostro de Cristo y se den cuenta de cómo Dios los ama.
¡Gracias, diáconos, por vuestra misión de servicio!
+ Francesc Pardo i Artigas
Obispo de Girona