Carta del obispo de Osma-Soria: «Escuchar lo que el Espíritu dice a nuestra Iglesia...»

Abilio Martínez Varea presenta el plan que guiará el trabajo pastoral de la diócesis durante los próximos años, «un instrumento para trabajar todos en la misma dirección»

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El nuevo Plan diocesano de pastoral para el cuatrienio 2022-2026 tiene el siguiente lema: “Escuchar lo que el Espíritu dice a nuestra Iglesia para evangelizar, en comunión, desde la caridad”. Este Plan quiere ser un instrumento de comunión que coordine los esfuerzos de todos (movimientos, parroquias, arciprestazgos, delegaciones, vida consagrada, etc.), con el fin de trabajar en una misma dirección. Se trata de aunar fuerzas para conseguir los objetivos que consideramos prioritarios en este momento. Este plan, elaborado en sinodalidad a pesar de las dificultades presentadas por la pandemia, sigue las grandes líneas pastorales de nuestro Sínodo diocesano “Una Iglesia viva y evangelizadora”. También contiene elementos novedosos para dar respuesta pastoral a los grandes desafíos y retos que la situación actual nos presenta.

La cuestión decisiva en nuestra Diócesis para los próximos cuatro años es crear un clima de responsabilidad misionera. Tenemos que llegar al convencimiento de que cada bautizado, cada comunidad parroquial y cada ámbito eclesial es responsable del anuncio misionero del Evangelio. Todo cristiano está llamado a escuchar y dar respuesta a las palabras con las que Jesucristo nos envía: “Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo” (Jn 20, 2). La misión de hoy es un desafío apremiante para todos. No se trata de una responsabilidad exclusiva de los pastores, sino que implica a todos los miembros de la Iglesia. Y debe hacerse desde estas tres claves: paciencia evangélica, esperanza y alegría.

  • Paciencia evangélica: La tendencia actual es querer hacerlo todo, individualmente y pronto. Sin embargo, la nueva forma de trabajar que presentamos en este Plan supone hacer cada uno una parte, con otros y a medio plazo, sin pretender ver frutos inmediatos y con la paciencia que la misión nos pide a todos. A veces, detrás de un proyecto evangelizador puede ocultarse la tentación del éxito mundano, de la impaciencia y hasta del orgullo de presentar grandes números. Las parábolas evangélicas de la levadura o del grano de mostaza nos revelan cómo son los procesos propios del Reino de los cielos.


  • Esperanza: Todos los bautizados de Osma-Soria (ministros ordenados, consagrados y laicos) estamos llamados a renovar la esperanza. Hemos de evitar que el cansancio y el desánimo, manifestados muchas veces personal o comunitariamente, anulen el aliento del Espíritu Santo que es el alma verdadera de la Iglesia. Es el Espíritu el que nos empuja a superar actitudes rutinarias y nos anima a echar una y otra vez las redes, para así cumplir el mandato del Señor de hacer discípulos a todos los pueblos. El papa Francisco nos recuerda en Evangelii Gaudium n. 275 que “algunas personas no se entregan a la misión, pues creen que nada puede cambiar y entonces para ellos es inútil esforzarse. Piensan así: « ¿Para qué me voy a privar de mis comodidades y placeres si no voy a ver ningún resultado importante?». Con esa actitud se vuelve imposible ser misioneros. Tal actitud es precisamente una excusa maligna para quedarse encerrados en la comodidad, la flojera, la tristeza insatisfecha, el vacío egoísta. Se trata de una actitud autodestructiva porque el hombre no puede vivir sin esperanza: su vida, condenada a la insignificancia, se volvería insoportable. […] Cristo resucitado y glorioso es la fuente profunda de nuestra esperanza, y no nos faltará su ayuda para cumplir la misión que nos encomienda.

  • Y, por supuesto, no nos olvidemos de la alegría, pues toda renovación pastoral misionera debe hacerse con el lenguaje de la alegría. El Papa San Pablo VI en el n. 80 de Evangelii nuntiandi escribe sobre la importancia de la alegría en la evangelización: “Conservemos la dulce y confortadora alegría de evangelizar, incluso cuando hay que sembrar entre lágrimas […] Sea ésta la mayor alegría de nuestras vidas entregadas… Y ojalá que el mundo actual pueda recibir la Buena Nueva, no a través de evangelizadores tristes y desalentados, impacientes o ansiosos, sino a través de ministros del Evangelio cuya vida irradia el fervor de quienes han recibido, ante todo en sí mismo, la alegría de Cristo y aceptan consagrar su vida a la tarea de anunciar el reino de Dios y de implantar la Iglesia en el mundo”.

Espero que este nuevo Plan sea recibido y aplicado por todos. Su finalidad es animar la renovación misionera de la Iglesia que peregrina en Osma-Soria para anunciar la Buena Noticia con paciencia, alegría y confianza. Que María Santísima, Estrella de la Evangelización, guíe nuestros pasos y nos ayude a llevar el Evangelio a los demás.

Os bendice vuestro Obispo,

+ Abilio Martínez Varea

Obispo de Osma - Soria


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