El carácter sagrado de la creación, por el cardenal Carlos Osoro, arzobispo de Madrid

El carácter sagrado de la creación, por el cardenal Carlos Osoro, arzobispo de Madrid
Madrid - Publicado el - Actualizado
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El cardenal Osoro dedica su nueva carta semanal al cuidado de la casa común que "el Creador nos ha confiado", y destaca que "no podemos descuidar la tarea y la responsabilidad de transformar la creación". Aprovechando que Madrid está acogiendo estos días la Cumbre del Clima, el purpurado anima a "usar con responsabilidad los bienes de la tierra" para "el reconocimeinto de la dignidad sagrada que tiene toda persona y el respeto a sí misma", así como "a todos los seres vivos".
El arzobispo madrileño destaca, además, que el impacto del cambio climático "afecta a los que viven en la pobreza en todos los rincones del mundo". Y la Iglesia, ante ello, "tiene que evangelizar y anunciar que la vida cristiana no se reduce a nuestros pequeños intereses o preocupaciones espirituales". Sin olvidar que "cuando el Creador hizo todo lo que existe, nos lo dio para que lo cuidásemos y estuviese al servicio de todos".
"El destino del hombre determina el destino del mundo", subraya el prelado, que además propone ocho bienaventuranzas "siguiendo al Papa Francisco en la encíclica Laudato si’" para "hacer, de toda la creación, la bienaventuranza soñada y querida por Dios para todos los hombres".
Texto completo de la carta
El primer día de la Cumbre del Clima, que acoge Madrid hasta el 13 de diciembre, puse en mi cuenta de Twitter: "Cuidemos esta casa común que el Creador nos ha confiado y hagámosla habitable para todos". Pero, ¿cómo podemos cuidar la creación? Entre otros modos, usando los bienes de la tierra con responsabilidad. Esto implica algo que es fundamental: el reconocimiento de la dignidad sagrada que tiene toda persona y el respeto a la misma, así como a todos los seres vivos.
Este encuentro quiere ser, desde Madrid, una invitación a toda la humanidad. Es necesario que todos trabajemos por un desarrollo sostenible e integral. Nunca lograremos una solución verdadera y duradera a la crisis ecológica y al cambio climático si no somos capaces de dar una respuesta conjunta. ¡Pongámonos de acuerdo! Hay que decir además que el impacto del cambio climático afecta ante todo a los que viven en la pobreza en todos los rincones del mundo.
Pero, ¿qué tiene que decir la Iglesia, si a ella lo que le toca es evangelizar? Precisamente por eso, porque tiene que evangelizar, tiene que anunciar que la vida cristiana no se reduce a nuestros pequeños intereses o preocupaciones espirituales, sino que tampoco podemos descuidar la tarea y la responsabilidad de transformar la creación. Tenemos incluso que cambiar nuestros estilos de vida, tantas veces egoístas y llenos de un deseo de consumo insaciable de los recursos que hay en el mundo. Cuando el Creador hizo todo lo que existe, nos lo dio a los hombres para que lo cuidásemos y estuviese al servicio de todos. Nos movemos en la realidad creada. La naturaleza, que es el espacio que Dios puso para que todos vivamos y mostremos la dignidad que se nos dio ("creados a imagen y semejanza de Dios"), ha de ser respetada y cuidada. Hemos de tratar la naturaleza con la deferencia y admiración que mostramos hacia los seres humanos, pues es su lugar de estancia, de vida, de convivencia, de desarrollo, de creatividad.
Hemos de vivir con un estilo eucarístico, que supone ser agradecidos a Dios y glorificarlo por el don de la creación, tal y como vemos en los salmos. Y hemos de mostrar un gran respeto a toda la red de relaciones que se dan en la creación pues, como nos recuerda el Papa Francisco, todo está conectado. Mejoremos siempre nuestro planeta. Todo en él tiene un origen divino. Hasta lo más simple y pequeño que imaginemos, tiene origen en Dios, tiene origen en el amor mismo de Dios. ¡Qué maravilla! Un Dios que se da, que se entrega y que nos está llamando a compartir su modo de ser. Somos creaturas y por ello podemos tener experiencia de quién es el Creador, podemos vivir desde el amor recibido y entregado. De Dios hemos recibido su aliento; somos un don que contenemos a Quien nos ha dado ese aliento. Quiero aseguraros algo que es imprescindible entender para vivir una verdadera ecología: el destino del hombre determina el destino del mundo. Hemos sido invitados a descubrir y a no olvidar una Presencia; todo fue creado por Dios y, cuando no desciframos la Presencia que habita todas las cosas, convertimos todo en banal y caprichoso, en oscuro y provocador de tropiezos. Solo esa Presencia vivida, descubierta, acogida, nos hace vivir la comunión, reconocer el don que son los demás, los de mi casa, los vecinos, los que trabajan conmigo, quienes encontramos por la calle, los inmigrantes, los pobres?
Siguiendo al Papa Francisco en la encíclica Laudato si, os propongo hacer de toda la creación la bienaventuranza soñada y querida por Dios para los hombres:
Con gran afecto, os bendice,
+Carlos Cardenal Osoro Sierra, arzobispo de Madrid
Madrid. Infomadrid, 4-12-2019.-