La superestrella que ha vivido el lado más cruel de la NBA: A la calle tras lesionarse gravemente

Que en la NBA no hay nada seguro estaba claro. Muchas veces los jugadores son tratados como mercancía y cambian de equipo y de ciudad varias veces en una temporada. Son muy pocos los que tienen derecho a decidir su futuro y ni siquiera las estrellas están a salvo. Eso lo ha vivido en sus carnes uno de los mejores jugadores de la última década: Damian Lillard.

El base es una superestrella. Los Milwaukee Bucks lo firmaron de Portland a golpe de talonario con el objetivo de alcanzar un nuevo anillo juntándole con Giannis Antetokounmpo, aunque no han tenido éxito. Para colmo Lillard se rompió el tendón de Aquiles izquierdo en los últimos playoffs y se perderá gran parte de la próxima temporada.

La respuesta de su equipo ha sido totalmente inesperada. Pagarle los dos años que le restan de contrato y mandarlo al paro. Shams Charania, el periodista con mejores fuentes en la NBA, dijo que los Bucks pagarán los 113 millones de dólares que aún deben a Lillard a lo largo de las próximas cinco temporadas, en un acuerdo que les permite ganar espacio salarial.

Solo así Milwaukee podrá firmar al pívot Myles Turner, pieza clave en los Indiana Pacers, últimos finalistas de la NBA, y al que pagarán 107 millones de dólares por cuatro temporadas.  Turner, de 29 años, ha promediado 15,6 puntos, 6,5 rebotes y 2 tapones por partido esta temporada.

Lillard, por su parte, pone fin a su etapa en los Bucks tras dos temporadas en Milwaukee. El base, de 34 años, ha promediado 24,9 puntos con un 44,8 % de acierto, 7,1 asistencias y 4,7 rebotes esta campaña. Una decisión sorprendente que demuestra que en la NBA nadie está a salvo, ni siquiera las superestrellas.